Sonia Cometti, médica, ginecóloga y sexóloga oriunda de la ciudad de Chajarí forma parte de la creación de una nueva aplicación de citas, denominada Vaibs. Junto a un equipo de trabajo, ultiman detalles para su lanzamiento.
En ese sentido, en la jornada de este lunes, visitó nuestro medio, donde manifestó: “Junto con mi equipo estamos trabajando hace un par de meses, somos tres y es un proyecto que me tiene súper entusiasmada. La aplicación ofrece la exploración sexual mediante la seguridad, la diversidad, la información y la educación”.
“A la aplicación – continuó – la podes descargar en el celular y la utilizas para encontrarte con otras personas, la podes usar solo o en pareja. La aplicación tiene criterios nuevos, venimos a solucionar un par de problemas que tienen los usuarios”.
En cuanto a estos problemas existentes, la profesional cuenta que son dos, uno de ellos tiene que ver con la seguridad del usuario, ya que hoy en día se crean muchos perfiles falsos, y el otro se refiere a la falta de información sobre sexualidad. Afirma que en Vaibs se lograron las soluciones, ya que en la aplicación se podrá validar la identidad de cada usuario y también se encontrarán espacios de amplia información.
Si los tiempos se cumplen, la aplicación podría salir al mercado entre mayo y junio de 2025, será gratuita y tendrá distintas funcionalidades pagas. Para comenzar, solo estará disponible en Argentina.
A los 64 años, murió Jorge Lanata. El conductor de Radio Mitre se encontraba internado desde el 14 de junio.
Jorge Lanata murió hoy a los 64 años en el Hospital Italiano, donde estaba internado desde el 14 de junio pasado. En el medio, el conductor tuvo varios ingresos a la clínica de rehabilitación Santa Catalina, con la intención de ir un paso más allá en su recuperación. Sin embargo, el miércoles 18 de septiembre, tuvo que volver a ser trasladado al nosocomio de Almagro, donde ingresó por guardia a las 12.48 para ser atendido por un cuadro de neumonía y se decidió internarlo en terapia intensiva. Con ese mismo diagnóstico había ingresado hace tres meses. Su estado, ya delicado, se había agravado el viernes 27 de diciembre. Su muerte era cuestión de tiempo.
Fundador de los diarios Página/12 y Crítica de la Argentina y de varias revistas, también fue el creador de exitosos programas de televisión que marcaron época, como Día D, Periodismo Para Todos y Lanata Sin Filtro. Líder en la radio durante más de una década, realizó documentales, escribió diversos libros de ficción y no ficción, y hasta fue primera figura de una revista en el Maipo. Todos sus proyectos tuvieron el signo de la desmesura. Destapó los casos más resonantes de corrupción de los noventa y de la era kirchnerista: fue el periodista más influyente de la Argentina en las últimas décadas. Provocó fervores y odios de una intensidad poco usual.
Fue polémico y disfrutó siéndolo. Nunca lo incomodó estar en medio del campo de batalla. No lo molestaban las luces, ni ser el centro de atención. Muchas veces la noticia fue él mismo.
Si se hubiera retirado a los treinta años, este obituario tendría la misma importancia. Había fundado y dirigido Página/12, el diario que marcó una ruptura en la manera de comunicar. Pero no se quedó ahí. Siempre siguió moviéndose. Algunas veces chocó de frente y debió volver a empezar.
Acompañó los cambios de los medios, del consumo de las noticias, aunque muchas veces renegó y batalló contra ellos. Ahí está la experiencia de Crítica de la Argentina para demostrarlo: fundar un diario cuando los diarios de papel estaban en retirada. Su lema contenía el desafío a los tiempos y también su derrota: El Último Diario de Papel.
Cuando alguien le reprochaba que a lo largo del tiempo su manera de pensar, en especial políticamente, había cambiado, Lanata citaba Historia del Señor Keuner, un relato de Bertolt Brecht: Keuner se cruza por la calle con un viejo amigo, con alguien a quien no veía hacía treinta años; el amigo le dice “estás igual” y Keuner se angustia, se desespera “¿Igual que hace treinta años? Una desgracia”.Lanata en el Colegio San Martín de Avellaneda. Allí, en el diario La Colmena, que editaban los alumnos, escribió sus primeras notas
Creía que el tiempo lo había mejorado. Que la experiencia le había evitado repetir algunos errores, que con los años había ganado en serenidad y que sus lecturas eran mejores, más diversas. Y la idea de finitud, la conciencia de no ser inmortal, también modificó su perspectiva.
Cuando era chico soñaba con ser periodista, quería escribir en Gente o, idealmente, en Siete Días, en alguna de esas revistas de actualidad que su tía Nélida compraba y leía cada semana. Otro que lo empujó fue el profesor Luis Iglesias. En el colegio le mostró cómo de un recorte con una noticia policial podía escribir un cuento. Supo que a eso se quería dedicar.
A los 14 años tuvo su primer empleo. Fue como redactor en el informativo de Radio Nacional. Para que lo contrataran necesitó a su padre: Ernesto debió firmar el contrato y dar consentimiento para que su hijo ocupara el puesto.
En gráfica comenzó a trabajar en la Revista El Porteño, creada y dirigida por Gabriel Levinas. En poco tiempo fue el miembro más joven del consejo de redacción. En 1986, tras la salida de Levinas, Lanata, a los 25 años, fue nombrado director de la revista que quedó en manos de una cooperativa de periodistas.
Página 12 apareció el 26 de mayo de 1987. En poco tiempo quedó claro queencarnaba una revolución. Que había llegado para modificar el lenguaje periodístico argentino. Cuando salió, algunos de los grandes diarios nacionales, todavía titulaban de manera engolada: “Inaugurose el Mundial de Fútbol”. Los títulos y las tapas de Página/12 combinaban humor, toma de posición, un lenguaje llano con referencias a la cultura pop (canciones, títulos de películas, declaraciones de personajes de la farándula) y desafío. Los artículos contrariaban el manual de estilo de cualquier diario del mundo. En el primer párrafo no se contestaban las preguntas que en inglés empiezan con W (qué, quién, cómo, cuándo, dónde); el inicio podía ser una descripción, una anécdota, un dato de color, un aforismo ingenioso.Lanata, con sus compañeros de la revista El Porteño (fotosviejasdemardelplata)
Página fue una de las pocas grandes novedades del periodismo local en los ochenta (las otras podrían ser: la revista Humor, Víctor Hugo y Sport 80, la Rock & Pop y en televisión La Noticia Rebelde: todos ejemplos de nuevos lenguajes, de cambios radicales en el modo de expresarse de cada medio). El diario superó las propias ambiciones de sus fundadores: fue un éxito de ventas, instaló temas en la conversación pública, y contagió e influyó al resto del periodismo.
Página tenía grandes firmas: Osvaldo Soriano, José María Pasquini Durán, Horacio Verbitsky, Tomás Eloy Martínez, Juan Gelman, Miguel Bonasso, Eduardo Galeano, Osvaldo Bayer, Juan Sasturain, Alsina Thevenet, Román Lejtman, Ernesto Tenembaum, Juan Forn, Rodrigo Fresán y muchísimos otros. Ese elenco casi soñado de periodistas, veteranos con mucho prestigio que habían estado en las grandes revistas de los sesenta (primera Plana, Confirmado) y en La Opinión de Timerman eran dirigidos por un chico de 26. Lanata se guiaba por su intuición, por la falta de temor a equivocarse, por su impulso, su propensión a la novedad, a cambiar lo establecido.
Un diario suelto, desinhibido y progresista que nació casi con modestia: 16 páginas -la idea inicial era que sólo tuviera 12, de allí su nombre- y una decena de miles de ejemplares distribuidos. A las pocas semanas tanto la tirada como las páginas se habían duplicado. Pronto el diario se metió en las charlas cotidianas y en la agenda pública. Y su director, un joven de 26 años, comenzó a convertirse en un personaje público.Si hoy se revisa la colección de Página se puede apreciar que la publicación fue adquiriendo solidez y terminando de definir su perfil con el tiempo. El ataque al regimiento de La Tablada fue un cimbronazo fuerte: se supo que uno de los financistas del diario eran el MTP y Gorriarán Merlo, el grupo responsable del ataque. La hiperinflación y la inestabilidad y la incertidumbre del ‘89 le dieron un empujón: los lectores buscaban información y se cumplió un viejo dogma del periodismo respecto a los diarios de papel: cuanto mayor la crisis, mayores ventas. Pero la fisonomía definitiva del diario, la época más potente de Página 12 fue en los primeros años del menemismo. Las denuncias contra la corrupción eran permanentes y solían ocupar la portada del diario que seguía creciendo en ventas y en influencia. El Yomagate, el Swiftgate, el Narcogate, el caso de la leche de Spadone fueron algunos de los escándalos que destapó el diario dirigido por Lanata.
En esos años, Lanata tuvo un programa de radio nocturno en la Rock & Pop, Hora 25, en el que tenía largas y pausadas conversaciones con personajes relevantes. Se mostró no sólo como un hábil entrevistador sino como alguien que podía crear un clima, que podía desenvolverse con probidad en otros medios más allá de la prensa gráfica. Un programa que con los años se convirtió en mítico.Sonriente en la redacción de Página/12. A finales de la década del ’80, Lanata fundó el diario que cambió el lenguaje periodístico
Dirigió Página/12 hasta 1997. Su renuncia fue discreta y hasta signada con algo de misterio y rumores, una salida que evitó lo explosivo que solía merodear cada uno de sus movimientos. La relación posterior con su creación (tal vez la mayor) ya no fue pacífica. Cuando el diario cumplió 25 años, se organizó un festejo en el que la oradora principal fue la entonces presidenta Cristina Kirchner. Lanata no fue invitado, ni siquiera fue mencionado en los discursos.La omisión fue notoria. Él respondió con una carta pública dirigida a la presidenta.
Fue durante muchos años unos de los Jóvenes Rebeldes del periodismo argentino. Vivía rápido, con intensidad.No escapaba a las polémicas, ni parecía estar demasiado pendiente de lo que opinaran los demás. Decía malas palabras en la tele, entraba y salía de los proyectos a su antojo y podía cambiar de rumbo cada vez que lo quisiera.
Una de las características de Lanata siempre fue que sus colaboradores, los periodistas jóvenes que trabajaron a su lado, luego hicieron grandes carreras en la profesión. Su buen ojo para detectar talentos periodísticos no siempre fue reconocido. Desde Ernesto Tenembaum a Nicolás Wiñazki, de Rodrigo Fresán a la sección deportiva de Crítica en la que brillaban jóvenes talentos entonces desconocidos como Alejandro Wall o Andrés Burgo (a Boca y a River lo comentaban Juan José Becerra y Gustavo Noriega), de Zlotogwiazda a Martín Sivak. Sus proyectos se valieron de jóvenes muy capaces que Lanata supo detectar y darles un lugar para darse a conocer: “Yo veo en ellos algo que ellos no ven, pero que ellos tienen. Mi trabajo es lograr que ellos sean lo más ellos que puedan. Lo más libres que puedan dentro de lo que ellos son. Cuando armo el equipo, trato de trabajarlo así”, le dijo a Gustavo Noriega en una entrevista para la revista española Jotdown.
Iba detrás del impacto, no le gustaba pasar desapercibido, por eso, también sus sacos de colores y a cuadros. Pero también perseguía con denuedo buenas historias: “Yo creo que todas las notas son interesantes porque, siempre digo, no hay malas notas, hay malos periodistas. O sea, tenemos que poder hacer una buena nota con cualquiera. Cualquiera tiene una historia para contar, lo interesante es poder sacársela”, dijo hace un tiempo.
Entendía que el periodismo debía molestar, no ser complaciente,decir aquellos que los poderosos querían callar. Fue el impulsor de las grandes denuncias de corrupción del menemismo y del kirchnerismo.Frente a frente con Horacio Verbitsky: de trabajar juntos a ser dos caras de la grieta periodística (fotosviejasdemardelplata)
En televisión triunfó con Día D. Un programa que salía por el Canal América en el que lo acompañaba buena parte de sus periodistas de Página y que en eso momento escribían en su revista Veintitrés: estaban Verbitsky, Tenembaum, Zlotozwiagda y Adrián Paenza. Eran los tiempos convulsionados de la Alianza, el fin de la convertibilidad. Tuvo muchísimo rating. El final fue escandaloso. Dejó el programa durante un mes y cuando quiso regresar, sus viejos colaboradores habían tomado el mando y no estuvieron dispuestos a ser, de nuevo, partenaires. Hubo enojos personales, algunos llegó a zanjar con el tiempo.
En el medio había dirigido una revista de actualidad que tuvo a principios del milenio un enorme suceso inicial: Veintiuno (después cambió de nombre a Veintidós y se plantó finalmente en Veintitrés). Revistas con agujeros en el medio, diseños estrambóticos, regalos inesperados. Otra vez las denuncias y el impacto con la marca de Lanata: la vitalidad.
Durante un tiempo pareció que su estrella se apagaba. Sin lugar en la TV, sin Página, sin la revista, con la caída estrepitosa de su portal Data 54. Estaba en Radio del Plata y tuvo algunos programas en el cable. Desde allí resurgió. Comenzó a tener récords de audiencia para Canal 26. En 2012 desembarcó en el grupo Clarín. Periodismo para Todos en la televisión los días domingo, Lanata Sin Filtro todas las mañanas en Radio Mitre y la columna en la página 2 del diario todos los sábados. Fueron doce años de un enorme éxito.PPT se convirtió en el programa político más visto de la televisión y probablemente en uno de los más influyentes de la historia del medio: sus investigaciones sobre la Ruta del Dinero K, Lázaro Báez y Cristina Kirchner fueron vitales para la erosión de su imagen y para que se difundieran las denuncias de corrupción.
0 seconds of 43 secondsVolume 0%»El «queremos preguntar» salió en su programa de Periodismo Para Todos de 2012 y estuvo respaldado por una parte del arco periodístico»
En la radio su programa no abandonó desde el día del estreno el primer puesto entre los más escuchados en su horario. Llegó a tener casi el 50% del share.En los últimos tiempos duplicaba en audiencia al que lo seguía.
Decía que este era el último año en que haría PPT y la radio. Que era mucho desgaste el programa diario, las cuatro horas por día hablando de la actualidad. A eso se sumaban sus ciclos documentales y la columna de los sábados. Quería tener más tiempo para escribir, deseaba publicar “dos o tres libros buenos más”. Recordaba, además, que él no era de permanecer demasiado tiempo en ningún lado. Ni en los trabajos ni en los matrimonios. Hasta ese momento Página había sido su trabajo más duradero, 10 años. PPT y Lanata Sin Filtro lo superaron. Quería evitar las fórmulas, trabajar con piloto automático, por eso buscaba nuevos horizontes: “Soy muy profesional laburando, pero en el fondo quiero laburar como un no profesional, quiero poder jugar. Mientras puedas jugar, divertirte, eso vale. Cuando se transforma en un trabajo, cagaste, porque ya está, es como que no tenés nada más para dar”.
Varios años atrás, registró una marca, un nombre: Cada Tanto. Quería sacar un diario que saliera cada tanto, sólo cuando había noticias importantes, cuando los hechos lo justificaran y no por costumbre: elecciones, una catástrofe, un gran partido de fútbol, una muerte célebre, una investigación exclusiva. La idea (como tantas de las suyas) era original y seductora pero también inviable: se dio cuenta de que no podría conseguir anunciantes y que se le iba a complicar hacer saber a los lectores que su diario discontinuo estaba en la calle. Algo de esa idea sobrevolaba el primer Página 12: fue precursor en no tener un editorial todos los días; la opinión del diario, el editorial ceñudo se reservaba sólo para los grandes momentos, para las tomas de posición concretas.El éxito medido en Martín Fierro: ganó 26
Escribió varios libros. Entre los de ficción se destaca Polaroids, su primer libro de cuentos editado en la Biblioteca del Sur, colección de Planeta que comandaba Juan Forn. Ahí mismo publicó Historia de Teller y muchos años después una ficcionalización de la primera aventura guerrillera en suelo argentino que terminó precozmente y con militantes ejecutados por sus propios compañeros.
Su gran best seller fue Argentinos, los dos tomos de historia argentina que vendieron cientos de miles de ejemplares. Unos años atrás salió 56 (la edad que tenía en el momento de la aparición del volumen), una compilación de parte de su obra periodística con un prólogo en primera persona. Su último proyecto fue Óxido, una historia de la corrupción en Argentina.
No todos sus emprendimientos fueron un éxito de público o negocios relucientes. Sus fracasos fueron varios.El ambicioso portal de noticias Data 54, el documental Deuda, Crítica, el programa de TV El Argentino Más Inteligente, la revista Ego, una publicación que comandaba junto a Miguel Brascó cuyo tamaño evocaba la Interview de Andy Warhol.
Su periodismo combinaba mismas dosis de audacia, desparpajo, intuición y creatividad. Esa impronta que le dio a los años iniciales de Página 12, ese tono, es el más característico de él y el que le va a proporcionar su lugar en el olimpo periodístico argentino.Con su mujer durante dos décadas, Sarah Stewart Brown y la hija que tuvieron ambos, Lola
En 2016 ganó cuatro Martín Fierros en diferentes categorías de radio y TV y el de Oro. Fueron uno de los tantos premios que recibió a lo largo de su trayectoria. En esa ocasión, desde el escenario, discutió con algunos actores de procedencia kirchnerista que le gritaron desde sus mesas. Sin embargo la aparición más memorable fue la de los Martín Fierro de 2013. Allí, en su discurso de agradecimiento, le puso nombre a lo que sucedía en el país. Habló de La Grieta. Poder de síntesis e impacto, y la denominación a un estado que queda instalada para siempre.
En los últimos años condujo varias series documentales para canales de cable que se transmitieron en toda América Latina. 26 personas que cambiaron el mundo y Hache fueron las más recientes.
De todos los trabajos que encaró Lanata, sin dudas, el más sorpresivo lo llevó a cabo en 2008. Convocado por Lino Patalano, encabezó la revista La Rotativa del Maipo. Rodeado de vedettes y humoristas, Lanata en un traje rutilante y metalizado hacía un monólogo de actualidad a la usanza de los grandes capocómicos de la revista porteño como Pepe Arias o Tato Bores. Ese desafío, algo fallido según quienes lo vieron, lo definía: se daba gustos, asumía riesgos y no tenía miedo de perder prestigio con apuestas arriesgadas.Lanata con su hija Bárbara, en el show «Sép7imo día»
Su vida, no solo la profesional, parece escrita por un guionista ingenioso, con algo de maldad. Por eso Pampa Films y Star Plus planificaban una miniserie, una especie de biopic de Lanata.“A mí me pasó de todo: tengo una vida muy rara”, dijo.
Nació en Mar del Plata pero creció en Sarandí, en la zona sur. Era una casa de clase media baja. Ernesto, su padre, se recibió de dentista ya siendo grande. Pero trabajó pocos años en su profesión. Un tsunami golpeó a la familia. Cuando Jorge tenía seis años, su madre Angélica tuvo un tumor cerebral que la dejó sin habla y con medio cuerpo paralizado. Ernesto se dedicó a cuidarla con devoción, a cumplir con los votos matrimoniales. Jorge fue a vivir a la casa de Nélida, una tía soltera que, junto a su abuela, se encargó de criarlo. Angélica vivió en ese estado desde 1968 hasta su muerte en 2004.
Esa enfermedad, esa situación, afectó la vida de cada miembro de la familia. Todo pareció detenerse, callarse, como si cada ambiente de la casa estuviera cubierto por una espesa nube gris. Había silencio, tristeza, poco movimiento. Una casa que ni siquiera celebraba los cumpleaños ni se iba de vacaciones.
No iban al Italpark, al zoológico, ni siquiera a la plaza. Tampoco al cine. Casi como un hito, Lanata recordaba una cena en una pizzería cuando él tenía 10 u 11 años: una pizza para los dos, alguna porción de fainá pero casi ninguna palabra: otra cena callada. La promesa era siempre la misma: todo iba a mejorar, el cambio se iba a producir cuando la madre sanara. Los dos, padre e hijo, sabían que no se iban a curar ni la madre ni la relación entre ellos.Una de las pocas veces que se vio emocionado hasta las lágrimas a Lanata: con Nora Hernández, la mujer que le donó un riñón (Instagram)
“Tal vez mi pasión (o necesidad) por el periodismo viene de la mudez de mi madre. Yo le hacía preguntas y ella no podía responder. Apenas sí y no. Pero me sonreía y me agarraba fuerte de la mano en los momentos buenos y en los muy malos. Me hubiera gustado hablar con ella. Conocer su voz”, declaraba.
El padre era un hombre hosco, de pocas palabras y casi ningún gesto de afecto. La relación entre ellos era tensa. Cuando cumplió 55 años llegó una nueva revelación. A través de una prima marplatense se enteró de que era adoptado. Angélica había perdido un embarazo de mellizos y lo adoptaron a él, luego de fingir un embarazo para que los vecinos no sospecharan. No buscó a su familia biológica. Decidió mirar para adelante y lidiar con la nueva revelación, con la sensación de (nuevo) abandono que se le instaló en el cuerpo.
Se casó cinco veces. La primera vez siendo muy joven con Patricia Orlando. La segunda con la periodista Silvina Chediek, cuando ambos ya eran famosos. Con Andrea Rodríguez, productora, fue el tercer intento. Con ella tuvieron a su primera hija, Lola. La artista Sarah Stewart Brown fue la cuarta esposa (la que donó su riñón) y madre de Bárbara, su segunda hija. En 2022 celebró la boda con la abogada Elba Marcovecchio, su última esposa; con ella vivía en el Palacio Estragamou, aunque cada uno en un departamento diferente.
Sus problemas de salud eran de larga data. En 2015 recibió un trasplante de riñón. Fue el primer trasplante cruzado de Latinoamérica. Su esposa de entonces, Sara Stewart Brown, donó su riñón a otro paciente y la madre de éste a Lanata. Padecía diabetes e hipertensión. En los últimos años debió ser internado en diversas oportunidades.Su casamiento con Elba Marcovecchio en abril de 2022
Es imposible imaginarse a Lanata sin un cigarrillo. Durante años fue la única persona que seguía fumando en cámara,el único que estaba autorizado a fumar en todo el medio. Cuando las prohibiciones cada vez fueron mayores, estipulaba en sus contratos que él tenía permitido fumar en los estudios.
También confesó que durante una década consumió cocaína. Eran los tiempos en que publicaba Página 12 y aparecía en las revistas de actualidad en sus salidas nocturnas con rockeros y otras celebridades o en vacaciones zarandeadas en Punta del Este.
En una entrevista reciente decía: “Soy periodista porque tengo preguntas. Si tuviera respuestas sería político, religioso o crítico.Por eso el periodismo militante es la antítesis de lo que soy: ellos están llenos de respuestas y están dispuestos a aplicarlas. Soy periodista porque no sé. Preguntar es un modo de desobedecer, de cuestionar. Al objeto o al sujeto que está ahí se le pregunta: ¿sos lo que decís?, ¿sos lo que mostrás?, ¿qué sos? Preguntar es cuestionar y cuestionar es conocer”.
Jorge Lanata tenía 64 años. Fundó medios, tuvo audiencias enormes, preocupó a varios poderosos, vivió al límite, fracasó varias veces. Fue amado y seguido por millones, y odiado por otros tantos. Él siguió sus vocaciones: la de no pasar desapercibido, la de no quedarse quieto, la de disfrutar y, por supuesto, el periodismo.
Germán Bonelli fue detenido en medio de un operativo de la Policía Federal Argentina de película, cuando estaba en su casa de la ciudad de Chajarí. Lo presentaban como un prófugo de un caso de corrupción internacional en Venezuela, por lo que este país pedía su extradición. El hombre de 38 años que trabaja con caballos de repente se vio envuelto en un caso de criminalidad organizada en el robo de hidrocarburos y lavado de activos. Estuvo preso y luego con domiciliaria. Nueve meses después de dar pelea en la Justicia, logró que la jueza federal de Concordia, Analía Ramponi, archive el expediente por la falta de precisiones sobre el procesamiento de parte del Estado venezolano.
El caso
Es “un caso emblemático en defensa de los Derechos Humanos y el debido proceso”, destacó la abogada que llevó adelante la defensa de Bonelli, Mariana Barbitta, luego de conocer la resolución de la magistrada este viernes 27 de diciembre, y destacó: “Valientemente y en un compromiso absoluto con las garantías constitucionales, resolvió archivar el proceso de extradición de Germán Bonelli y ordenar su inmediata libertad”.
Según publicó Análisis y se publicó en un informe en el programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral), la historia se remonta una década atrás. Bonelli estaba trabajando en el campo con la especialidad del cuidado de caballos. Por intermedio de un tercero, consiguió trabajar para un empresario italiano que tiene un equipo de polo en Inglaterra, como petisero. Pero hace unos años decidió regresar a Chajarí y siguió con su vida. Hasta que el pasado 21 de marzo efectivos de la Policía Federal entraron a su casa y lo detuvieron.
Se hablaba de que estaba fugitivo hacía un año y medio, cuando vivía en Chajarí como un vecino más. Hasta el vocero presidencial, Manuel Adorni, lo presentó como un “delincuente” internacional.
El Ministerio Público de Venezuela, en el marco de una investigación compleja por contrabando de petróleo de PDVSA, lo señala a Bonelli como testaferro del principal sospechoso, el empresario italiano Alessandro Bazzoni, quien lo había contratado para cuidar sus caballos. Bonelli niega haber jamás firmado un papel, un documento ni constituido alguna empresa en el exterior. Su vida cotidiana y su patrimonio no parecen tener relación con un delincuente de guante blanco que vendió miles de millones de dólares en hidrocarburos.
La autoridad que pedía por Bonelli está presidida por el fiscal general Tarek William Saab, el mismo que tiene privado de su libertad al gendarme argentino Nahuel Gallo, acusado de “acciones desestabilizadoras y terrorismo”.
La abogada Barbitta tomó la defensa e insistió en una serie de planteos para evitar la medida judicial. “Germán no tiene ni idea de petróleo, de nada que tiene que ver con lo empresarial. Él ni siquiera tiene una formación académica. Es una persona de campo, que nació, se crio y ama el campo. Cuando lo vi por primera vez que estaba en situación de detención, en la Unidad Penal de Paraná, me encontré con un joven de bombacha de campo, muy asustado, muy angustiado, no entendía nada de la situación, no podía creer nada de lo que estaba sucediendo”, había manifestado en una entrevista con Cuestión de Fondo. Bonelli, además, es hijo de “Coco” Bonelli, un conocido jugador de rugby del Paraná Rowing Club fallecido.
El Juzgado Federal de Concordia envió oficios a las autoridades judiciales de la República Bolivariana de Venezuela, solicitando información y mayores precisiones sobre la acusación a Bonelli, como las “circunstancias de tiempo, modo y lugar” del hecho que le imputan, y que “se efectúen precisiones específicas relacionadas con el rol del nombrado en la asociación presuntamente ilícita que éste habría integrado”.
También se consultó sobre otro tema específico: como en Venezuela rige el “principio de no entrega de nacionales”, preguntaron si este país “ofrecería reciprocidad a la República Argentina en un caso similar análogo que se pudiera suscitar”.
Nunca hubo respuestas de parte de las autoridades venezolanas y, el 13 de noviembre pasado, la jueza volvió a pedir precisiones, pero pasaron los 30 días estipulados para responder y no llegó nada.
Entonces, Ramponi preguntó al Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación si se diligenciaron los oficios. Respondieron que se solicitó a la Embajada de Venezuela en la Ciudad de Buenos Aires que remita la documentación solicitada por el Juzgado Federal de Concordia, pero “al día de la fecha no se ha recibido respuesta de la Representación diplomática de Venezuela en la República Argentina”.
En la resolución de este viernes a la que accedió ANÁLISIS, Analía Ramponi explicó que los pedidos formulados a Venezuela tenían “el objeto de realizar un contralor comprensivo de la preservación de las garantías fundamentales de Bonelli y, su ausencia, me impide continuar con el proceso en el cual se encuentra inmerso el nombrado quien, además, fue privado de su libertad personal, y está transitando la detención en su domicilio particular”.
Sin esa información requerida, “me veo imposibilitada de avanzar en el trámite de este procedimiento de extradición, puesto que lo solicitado resulta necesario al momento de efectuar el análisis de la procedencia, o no, de la extradición”, afirmó la jueza.
Asimismo, la magistrada valoró: “En otro orden de ideas, recuerdo que si bien el análisis relativo a la solicitud de reciprocidad le corresponde al organismo administrativo (DAJI M.R.E.), no desconozco que aquel requerimiento tampoco fue respondido a las Autoridades Ministeriales y, valoro el especial contexto político que se encuentra actualmente transitando la República Bolivariana de Venezuela”.
De ese modo, Ramponi dispuso el archivo del trámite de extradición y ordenó la inmediata libertad de Bonelli. La Fiscalía, en tanto, podría apelar la medida si lo considera necesario.
“Esta decisión marca un hito en la defensa de los derechos humanos, al evidenciar la importancia de respetar las garantías fundamentales en los procesos internacionales. El pedido de extradición, solicitado por la República Bolivariana de Venezuela, fue desestimado debido a la falta de precisión sobre los hechos imputados, ya que no se especificaron las circunstancias de tiempo, modo y lugar, requisitos esenciales según la ley argentina”, expresó la defensora Barbitta, quien actuó junto al abogado Mariano Balanovsky y a la abogada Victoria Bonelli, hermana de Germán.
“Esta decisión no solo representa la libertad de un ciudadano argentino, sino también la vigencia de los principios fundamentales que sostienen nuestra democracia”, agregó.
Una joven de 23 años perteneciente a Ará Yeví, comparsa del carnaval de Gualeguaychú, denunció acoso sexual y falta de acompañamiento por parte de la institución.
Una joven bailarina de 23 años de Ara Yeví, perteneciente a la comparsa del Carnaval de Gualeguaychú denunció acoso sexual y falta de acompañamiento.
Se trata de una joven de 23 años que en los últimos meses denunció haber recibido en reiteradas ocasiones insinuaciones sexuales a cambio de un mejor lugar dentro de la comparsa. “No hice ni hago ningún favor, y por eso hoy quedo afuera”. La dirigencia del club Tiro Federal tuvo una respuesta desafortunada para lo que esperaba la denunciante.
“Hoy nuevamente me toca dar un paso al costado y convertirme con el dolor en el alma en un espectador más. Hace años que me vengo bancando maltrato y manoseo de parte de directivos, directores y asistentes que hacen y deshacen con uno lo quieren. Te faltan el respeto, te hacen invitaciones obscenas o propuestas indecentes, cuando uno en realidad lo que busca es disfrutar y salir en el carnaval. Vergonzoso lo que está pasando”, escribió la joven bailarina Alexia Peverelli en sus redes sociales y esto encendió el escándalo dentro de la comparsa que este 2025 vuelve a ser parte del Carnaval del País.
“Estoy hablando de algo que a muchos les pasa, pero nadie quiere hablar, para no quedarse fuera del carnaval”, dijo en su publicación sobre algo que lo acompañó con una denuncia en la Comisaría Primera y que hoy está bajo la investigación del fiscal Jorge Gutiérrez por tratarse de un caso de acoso sexual laboral.
Según relató en su denuncia, desde hace cuatro meses participa como bailarina contratada por la comparsa del club Tiro Federal para la comisión de frente y fue durante una peña realizada en septiembre que tuvo su primer episodio con un hombre de unos 50 años, hermano de un coreógrafo de la comparsa. “Se acerca a la ronda a saludar y al momento de saludarme me toma de la cintura sin conocerme y me dijo: ‘Es lo que te corresponde este año, por las consecuencias del año anterior y si querés un puestito tenés que chupar una p…’. A partir de ese momento, en casi todos los ensayos, me obligaba a saludarlo y me agarraba de la cintura, apretándome, impidiendo que me pueda mover o apartarlo, y bajando su mano hacia la zona de la cola”.
Agregó que este tipo de episodios y dichos del mismo tinte sexual se reiteraron en otras ocasiones, inclusive una vez delante de otro compañero de baile que salió como testigo cuando la bailarina fue convocada por el director de la comparsa en un primer momento y luego ante la comisión directiva del club. “En el ensayo del jueves 12 lo voy a saludar, ya que me obligaba, y al irme y darle la espalda, le dijo a mi compañero: ‘esta chiquita ya sabe lo que tiene que hacer si quiere salir en caireles’”, narró sobre el episodio que colmó el vaso y decidió exponer ante todos lo que estaba sucediendo.
Expuso todo en su cuenta de Instagram e inmediatamente se hicieron eco en la comparsa por la gravedad de lo sucedido. El director la citó el miércoles 18 para hablar y Alexia Peverelli fue acompañada de su amigo y testigo, y les dijo que como responsable de la comparsa no podía resolverlo y llamó a la junta directiva. Pero en esa segunda reunión, donde la bailarina volvió a repetir lo que estaba atravesando y fue ratificado por el testigo, la respuesta que recibió de las autoridades del club no fue la que esperaba: “me preguntaban si estaba mal en ese momento, si estaba exagerando”.
Al día siguiente la volvieron a convocar y le transmitieron que habían hablado con el involucrado, que “había reconocido lo sucedido únicamente el día de la peña” y que había prometido una disculpa, “tratando de terminar la situación ahí y diciéndome como que había exagerado lo que pasó y nuevamente me volvieron a preguntar si estaba mal y lo estaba exagerando”.
Pero lo más le sorprendió a la bailarina fue lo que vino después: “me hicieron saber que en la decisión que tome me iban a apoyar, y si lo denunciaba y no tenía las suficientes pruebas todo me iba a volver, dándome a entender que lo mejor era quedarme callada y no realizara ninguna denuncia”.
“Esto representa un abuso de autoridad en mi trabajo, haciéndome sentir que me vaya y cuando me sienta mejor volviera, olvidando todo. Estas reuniones me generaron dolor, abandono, y revictimización a mi persona”, calificó en su denuncia. “Me tuve que ir porque lo querían solucionar con una simple disculpa, porque si hacía una denuncia, si no tenía pruebas que si las tengo, me iba a volver todo. Me tuve que ir porque la situación no iba cambiar”, publicó El Argentino de Gualeguaychú.
Recibió el Premio Salem, que reconoce al mejor matemático del mundo.
Por qué prefiere quedarse en el país pese a las ofertas de prestigiosas universidades.
Qué piensa sobre la situación de la ciencia en la Argentina.
En Ciudad Universitaria, el ruido de los aviones que llegan y despegan desde Aeroparque recuerda que las puertas de salida del país, por distintos motivos, están más activas que nunca.
Es mejor aceptarlo y dejar que sobrevuele también durante la entrevista con Miguel Walsh, uno de los científicos del año, reciente ganador del Premio Salem, que el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, Estados Unidos (fundado entre otros por Albert Einstein y donde hoy enseña el argentino Juan Martín Maldacena), entrega anualmente al matemático/a más destacado del planeta.
Walsh, que por su aspecto juvenil de Levi’s, remera y zapatillas parece un alumno antes que un profesor universitario de la UBA, es sobrino nieto del periodista y escritor Rodolfo Walsh (desaparecido durante la última dictadura militar) y, a los 37 años, es además una de las mentes más lúcidas de este país. El Salem es sólo una de las distinciones de una larga lista de logros académicos.
Empezó a sorprender cuando terminó su Licenciatura en Matemática en 3 años y medio: lo común es hacerlo en cinco o más. El doctorado también fue rápido. Lo consiguió a los 24 con una investigación tan sobresaliente que le permitió ganar la codiciada beca Clay ResearchFellowship del Instituto Clay de Matemática, en los Estados Unidos.
Gracias a ella conoció las mejores universidades del mundo, Oxford en Reino Unido; y Berkeley, Princeton y UCLA, en los Estados Unidos. En ninguno de esos lugares se quedó por mucho tiempo. Siempre regresó a la Argentina.
Ya había cosechado varios reconocimientos cuando, en 2014, recibió el Premio Ramanujan, que otorga la Unión Matemática Internacional y el Centro Internacional de Física Teórica. Con 26 años, fue el ganador más joven de la historia. Walsh es ahora investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones Matemáticas (IMAS) y profesor titular de la UBA.
El matemático indio Srinivasa Ramanujan, cuya vida fue llevada al cine en «El hombre que conocía el infinito». Su vida también inspiró el premio que lleva su nombre y que ganó Walsh en 2014. Foto: Archivo Clarín.
Con su historial podría trabajar en cualquier otra universidad prestigiosa en el mundo y ganar un salario 20 veces más alto, pero está acá, hoy frente a Viva, escuchando preguntas y aviones, sentado a una mesa de un jardín circular en Ciudad Universitaria, donde da clases e investiga. Donde piensa.
Piensa, entre otras cosas, en problemas matemáticos que llevan siglos sin resolver. Grandes desafíos.
-¿Por qué te quedás trabajando acá con la situación actual de la ciencia, con esta incertidumbre?
– La coyuntura es pésima. La situación actual es muy mala. La realidad es que el quedarme acá es una decisión que tomo a diario porque constantemente a uno le envían ofertas muy generosas, sobre todo comparadas con los salarios en la Argentina. Es verdad que una de las desventajas en nuestro país es estar lejos de los centros de investigación mundiales. Pero siempre sentí que lo mío lo podía hacer acá. Para mí, hacer investigación en mi universidad, cerca de mis seres queridos, es una aventura más linda que estar trabajando afuera.
– Justamente por investigar en Matemática no necesitás un mega laboratorio. ¿Eso también ayuda para que te quedes en el país?
-Si mi investigación requiriera de grandes inversiones millonarias en dólares, sería más difícil. Pero bueno, aquí hay ventajas y desventajas. Este premio que me dieron, el Salem, se entrega desde hace casi 60 años y es la primera vez que lo gana alguien de Latinoamérica, es decir, por algo eso es así. En lo personal, yo tengo acá a todos mis seres queridos. Soy hijo único, mis padres están vivos, los veo muy seguido, igual que a mis primos, tías y amigos. Para mí es un momento de disfrutar el hacer acá aunque sea más complicado.
-¿Tus padres tienen que ver con la ciencia? ¿Te contaron algo sobre tu tío abuelo, Rodolfo Walsh?
-No tengo algún familiar relacionado con la ciencia. Mi viejo trabajó como contador; mi vieja estudió Ciencia Política. Y obviamente, por un tema cronológico, no conocí a mi tío abuelo Rodolfo Walsh. No sabría qué decirte sobre él.
Miguel Walsh en un jardín circular del Pabellón Cero + Infinito, de Ciudad Universitaria. Foto: Mariana Nedelcu.
-¿El hecho de que tu padre fuera contador puede haberte acercado de algún modo a los números?
– (Ríe) No, te diría que nada que ver. De hecho, justamente, a ver, la matemática de investigación, que es a lo que me dedico, es muy distinta. Cuando era chico, para mí la matemática no tenía nada de atrapante. La investigación Matemática sí, porque tiene que ver con la creatividad, con ideas, con imaginar. No pensaba que era así cuando era estudiante, pero cuando lo descubrí me empezó a gustar.El matemático Miguel Walsh dice que, cuando era chico, Matemática era la materia que menos le gustaba. Foto: Mariana Nedelcu.
-Entonces, de chico, ¿nunca participaste, por ejemplo, en las Olimpíadas Matemáticas infantiles?
-No, justamente en el colegio era la materia que menos me gustaba y donde peor me iba como estudiante. De hecho, tenía un amigo que al elegir entre Humanidades y Ciencias en el secundario, prefirió Ciencias. Recuerdo haberle comentado no sólo que yo hubiera elegido Humanidades sino que ¡a quién se le ocurre elegir Ciencias voluntariamente! Mis intereses iban por lados distintos. Me gustaba la música.
– La matemática y la música tienen que ver.
-Bueno, pero eso uno de chico no lo sabe (risas). De adolescente tenía una banda de música. Después, sobre el fin del secundario, tuve más interés en algunas cosas relacionadas con la ciencia. Y a medida que fui descubriendo más, rápidamente me orienté.
Problemas del milenio
Lo que hace Walsh, entonces, es matemática de investigación. Por supuesto que en ella están (solo por citar lo más conocido) los números -todos los tipos de números- y las operaciones, interacciones y relaciones entre ellos. Pero su trabajo va más allá de cálculos. Él se dedica a pensar en problemas que, con las herramientas de hoy, no se pueden resolver. Para lograrlo se necesita desarrollar una nueva forma de pensar, nada menos. Esos desafíos son los que le gustan a Walsh y, para enfrentarlos cuanto antes, acortó el camino: a los 24 ya tenía su doctorado. Por esa época, también, obtuvo su primer reconocimiento internacional. “Hay que pensar y trabajar mucho. Día y noche”, dice sobre sus logros.
-¿Cómo organizás tu tiempo en el trabajo?
-Básicamente, si no estoy haciendo otra cosa, estoy investigando. Porque también la matemática tiene eso que a veces puede ser contraproducente: uno no necesita casi nada más que pensar. En cualquier momento uno puede irse y hacerlo. Es muy misterioso, tenemos este universo matemático al que se accede pensando y ese universo uno lo tiene adentro de la cabeza. Toda la investigación transcurre dentro de la cabeza. La Matemática no se inventa, se descubre.
-¿Puede ser que uno instale una idea en el cerebro y que luego aparezca la solución?
-Yo no he tenido una experiencia así. Uno siente que, lo que tiene, lo debe trabajar y dar vuelta. No es que de repente viene un Eureka. Uno lo va pensando, lo da vuelta, lo da vuelta, hace eso que quizás no hay que hacer con otras cosas en la vida. A veces se cree que en Matemática se hace una cuenta y se sigue algo lineal. No, uno tiene un problema y tiene conceptos, ideas y piensa qué puede hacer y tiene como imágenes en la cabeza y las trata de mezclar y ver. Es como si uno tuviera sensaciones que trata de ir guiando hasta que de a poco se va formando algo medio nebuloso en la cabeza, pero no es algo lineal de “hago esto y luego esto otro”. Es ahí donde uno tiene que unir las ideas y aplicarlas. El matemático Miguel Walsh eligió para investigar problemas de difícil resolución. Foto: Mariana Nedelcu.
-¿Por qué, para investigar, elegiste los problemas que son más difíciles de resolver?
-Bueno, elegí problemas que están hace más de 100 años y nadie los pudo resolver. A mí siempre me fascinó eso porque, en el fondo, ¿por qué se hace Matemática? Porque los problemas que uno elige como comunidad matemática, los que interesa encontrarles una solución, son los que requieren nuevas ideas y conceptos que cambien la manera en que uno piensa la Matemática. En ese proceso se pueden obtener herramientas básicas que se podrían usar luego en otras partes de la ciencia. Entonces, hay problemas que fascinan porque uno dice “acá está faltando una manera entera de pensar”. Hay algo que claramente falta en cómo entendemos la realidad: son fascinantes. Van al quid de qué es lo que no entendemos del Universo. Entonces, para mí, a veces se puede utilizar el tiempo en otras cosas que te pueden llevar a publicar más trabajos científicos, pero ignorando preguntas fundamentales. La vida es corta: hay que pensar en las cosas más fascinantes (ríe).
– ¿Tenés ídolos matemáticos, hay Messis en tu campo?
-Sí, pero no es uno, son muchos por diferentes razones. Hay muchos matemáticos que hacen las cosas de manera distinta y ninguna es mejor que otra. Entonces, yo tengo un montón de matemáticos que admiro por distintas razones. Hay dos que me parece que son los más importantes de las últimas décadas. Por un lado, el australiano Terence Tao. Le tengo mucho aprecio porque compartió su investigación en un blog y eso a mí me ayudó mucho. Lo conocí y sé que tiene una capacidad inmensa para resolver problemas de todo tipo. Después hay otro ejemplo, el del matemático más importante de los últimos cincuenta años, el ruso Grigori Perelman.
-Mencionás a Perelman, un excéntrico. ¿Un matemático tiene que tener una dosis de excentricidad?
-Él se encerró a pensar en un problema fundamental, la Conjetura de Poincaré, y lo resolvió. Eso es uno de los grandes logros de la historia de la Matemática. A él no lo conocí porque básicamente nadie lo conoce (ríe). Es un misterio. Tiene una manera de pensar completamente distinta a la de Tao.
-¿Vos cómo te definirías?
-Yo espero ser normal (risas). El problema de esta profesión es que puede ser muy solitaria y eso a veces puede llevar a alguna excentricidad. Hay todo tipo de matemáticos y algunos pueden ser un poco excéntricos porque no lo pueden evitar. Y hay otros que les gusta serlo o parecerlo. Pero hoy en día es una actividad muy colaborativa, no es mi caso, pero es la generalidad.
-¿Lo decís porque siempre firmás como autor único de tus investigaciones? ¿Eso es una decisión?
-No. Al principio se fue dando porque estaba acá y no había nadie más que trabajara en lo que yo hacía, así que obviamente lo tuve que hacer solo. Y después que los temas que me gusta investigar son un poco arriesgados y uno no puede decirle a otra persona “vamos a dilucidar esto”, no es la manera de empezar una colaboración. Entonces, se fue dando, no es por principios. En la vida yo no soy solitario, tal vez mi manera de trabajar es solitaria y entonces en el ámbito académico puedo parecerlo. Pero el trabajo es solitario, ¡no yo! (ríe).
-Y cuando querés descomprimir, porque a veces las ideas pueden aparecer cuando cambiás el chip. ¿Qué hacés, a qué te dedicás?
-Es bueno estar con la gente que uno quiere, mirar fútbol, soy de Boca. Ver deportes en general. Quizás no tengo ahora la chance de practicarlos como me gustaría, pero por lo menos puedo mirarlos. En el colegio, la Escuela Argentina Modelo, hacía fútbol, jugaba de 11.
-¿Hoy en qué estás trabajando?
-Mi intención es seguir en lo que vengo trabajando en los últimos 5 años, que es en lo que contribuí, por lo que me dieron este último premio, el Salem. Sin profundizar, tiene que ver con la estructura de los números enteros. Investigo una secuencia que nos intriga desde hace 150 años. Si pudiéramos entenderla, eso explicaría un montón de fenómenos distintos. Y, como dije, la motivación es que uno sabe que las ideas que va a necesitar desarrollar para entenderla nos van a permitir hacer un montón de cosas.
-¿Qué pensás de la IA y su capacidad de cálculo? ¿En algún momento podría resolver alguno de los problemas que investigás?
-Bueno, hoy en día resuelve cosas sencillas, hace dibujos sencillos y ese tipo de cosas (ríe). No veo por qué no, en largo tiempo, sea en el formato actual o en otro, podría superar al humano en todo, Matemática o cualquier ciencia, o en lo artístico. Pero por ahora falta. Ahora, yo creo que el día en que pueda resolver uno de los problemas matemáticos abiertos va a poder hacer todo lo demás que hacemos los humanos (ríe), porque este tipo de investigación matemática tiene una mezcla de pensamiento racional y de creatividad. Entonces, para poder hacer las dos cosas va a poder hacer todo lo demás también. Probablemente lo logre dentro de 10, 100 años, quién sabe.
-¿Eso te preocupa?
-Me preocupa como le preocupa a cualquier persona en cualquier cosa que haga. Por suerte, en las próximas décadas nos va a ayudar, quizás la IA es una herramienta para poder utilizar algunas cosas sin necesidad de entenderlas del todo.
-¿Vos la usás de algún modo?
-Hoy en día no la uso de ninguna manera que no sea simplemente por diversión. En este momento no está capacitada para ayudar en lo que yo trabajo. En otras áreas de la Matemática puede que sí, pero en lo que yo investigo no llegó al punto en que pueda ayudar. Tal vez en el futuro lo logre.
-¿Lo conociste al físico argentino Juan Maldacena en Princeton?
-No lo conocí personalmente. Estuve en el Instituto de Estudios Avanzados, pero en Matemática. Pero a cualquier lado que voy y hablo con gente de cualquier rama de la ciencia, me mencionan a Maldacena con un respeto mayor al que se le tiene a un Premio Nobel. Maldacena es hoy más que un Nobel. Yo no sé si acá eso se valora en su justa medida.
-¿Te sentís parte de ese legado impresionante que tenemos de matemáticos y físicos?
-Me encanta la idea de formar parte de eso. Si uno mira, hoy tenemos a Maldacena, y a los ganadores este año de la Medalla Dirac, los físicos Marina Huerta y Horacio Casini, que trabajan en la Argentina. El año pasado, el matemático Luis Caffarelli ganó el Abel, considerado el Nobel de Matemática, y ahora a mí me dieron el Salem. No sé cuántos países hay, probablemente ninguno que no sea los que todos ya conocemos, que tengan esta cantidad y calidad de producción científica. De hecho es una cosa única, que no sé si se aprecia del todo.
-¿Ves estudiantes y condiciones para seguir con esa tradición?
-Acá tenemos muy buenos alumnos y es impresionante lo que hacen los profesores de Exactas en la UBA, a pesar de todas las dificultades, para seguir generando gente de calidad. A ver, la situación salarial es pésima: comparado con el costo de vida es vergonzoso lo que gana un profesor acá. No hay ninguna universidad del mundo que tenga el nivel de profesores que tenemos en el país y que gane tan poco como ganamos nosotros. De hecho, el mundo está lleno de universidades que ponen mucha plata para tratar de tener lo que tiene la UBA, ese rol intangible, ese rol social que tiene. Y no lo consiguen.
Se trata de Peninsular Sudamericana, de la que Daniel González (Gonzalito) es administrador y director suplente. Además, la compañía busca quedarse con jugosas licitaciones con otras dependencias del Estado Nacional.
Peninsular Sudamericana, una empresa vinculada a Daniel González, socio del exsenador Edgardo Kueider detenido en Paraguay con US$200.000 sin declarar, ganó varios contratos con las Fuerzas Armadas Argentinas.
TN había revelado que esta empresa creada en 2019, con el objetivo de prestar servicios vinculados a la actividad agropecuaria, comunicaciones, gastronomía, inmobiliaria, salud y transporte, entre otros, había ganado una licitación por poco más de $700 mil con la Armada a cambio de la provisión de guantes medicinales, barbijos y camisolines de cirugía, pero los contratos con los Estados son muchos más.
Esta empresa no solo obtuvo contratos con la fuerza naval sino también con el Ejército y la Fuerza Aérea Argentina. Con el primero ganó una licitación por más de $7 millones y con la aviación otra por $4 millones.
La empresa del socio de Edgardo Kueider también ganó millonarios contratos con la Fuerza Aérea y el Ejército
Daniel González es un personaje central en esta historia. Es el dueño de la camioneta en la que Kueider fue detenido en Paraguay y la Justicia cree que podría ser un testaferro del exsenador, ya que ambos comparten en partes iguales la empresa Betail, con la que se compraron los tres departamentos de lujo en Paraná que el exlegislador nunca declaró.
Peninsular Sudamericana SAS ganó el renglón 2 de una licitación que el Ejército publicó para comprar productos textiles médicos para el Hospital Militar Regional Mendoza. A cambio de entregar 160 camisolines de cirugía, la compañía cobró unos $7.956.000, es decir, unos $49.725 cada uno. La adjudicación se produjo en septiembre de 2024 y el contrato tiene una duración de tres meses.
González es director y administrador suplente de Peninsular Sudamericana SAS, que fue fundada por la abogada Adriana Cecilia Crucitta, allanada semana atrás por la Justicia de Entre Ríos, que le secuestró su celular.
Cuando por orden del fiscal José Arias la Justicia allanó el domicilio de esta empresa en Combate los Pozos al 160, en la Ciudad de Buenos Aires, se encontró con Crucitta. En el informe sobre ese procedimiento se detalla que González “resultaría ser socio” de esta mujer en Peninsular Sudamericana SAS. Para los investigadores, ambos podrían ser testaferros de Kueider en esta firma, que se presentó en varios procesos licitatorios con el Estado.
El fiscal de Entre Ríos,José Arias, ya pidió informes bancarios y financieros sobre esta compañía, que en agosto de este año abrochó una contratación del Estado. Lo hizo al ganar un contrato para la compra de insumos médicos para la Base Aeronaval Punta Indio, en Bahía Blanca. El convenio fue adjudicado por la Armada Argentina. Fue un contrato por $707.680.