Algunos en el sector empiezan a ver incentivos pero es necesario evaluar todos los aspectos en una construcción, entre ellos el monetario.
En julio, el Índice Construya (IC), que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado de productos para la construcción, registró una recuperación mensual desestacionalizada del 12,09%. Pese a este crecimiento, las ventas se mantuvieron un 16,50% por debajo del nivel de julio de 2023.
El Índice mide la evolución de productos esenciales en cualquier proyecto de construcción como ladrillos cerámicos, cemento portland, aceros largos, carpintería de aluminio, entre otros. Su demanda ofrece una visión clara de la salud del sector, la cual no esta en su mejor momento. En los primeros siete meses de 2024, los despachos de productos para la construcción fueron un 30,60% menores que el mismo tramo de 2023.
La tendencia al alza en los últimos meses ha generado expectativas positivas para el futuro inmediato y desde el Grupo Construya, presidido por Pedro Brandi, señalan que la estabilización macroeconómica gradual y la reaparición del crédito para el sector privado, (incluido el hipotecario), comienzan a impactar -positivamente- en la dinámica del sector.
No obstante, aunque algunos en el sector empiecen a vean incentivo, sigue siendo necesario evaluar todos los aspectos en una construcción, entre ellos el monetario. Existen múltiples variables que pueden alterar el costo de la misma, y entender esto puede garantizar un resultado tanto funcional como financieramente viable.
En especial, en un contexto donde el costo de construcción medido en dólares aumentó un 6,1% en 2024, según señala Zonaprop.
Ubicación: la localización de un proyecto es uno de los factores más influyentes en el costo final. Construir en áreas urbanas implica costos más altos debido a la logística de transporte y la gestión del espacio limitado. En contraste, las zonas rurales pueden presentar desafíos como la disponibilidad de mano de obra y los tiempos de transporte de suministros.
Magnitud de la construcción: el tamaño y la complejidad afectan la cantidad de materiales, la mano de obra y la duración de la construcción. Un edificio es más complejo, pero también puede ofrecer mejor rentabilidad a largo plazo.
Diseño arquitectónico: un diseño adaptado a la ubicación del proyecto facilita la construcción, permite minimizar costos adicionales y optimizar el uso del espacio.
Selección de materiales: la elección de materiales impacta tanto en la calidad del edificio como en el presupuesto, aquellos de fabricación local reducen los costos de transporte y la huella de carbono del proyecto. A su vez, invertir en materiales de alta calidad puede ser rentable a largo plazo por su durabilidad y menor necesidad de mantenimiento.
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