La lluvia de fuego que descargó Rusia sobre Ucrania en estos últimos dos días, con cientos de misiles y drones explosivos, fue una cruenta evidencia del perdurable poderío militar de Moscú.
Sin embargo, con todo ese poder de fuego Rusia sigue sin recuperar la pequeña porción de territorio de la región de Kursk que Ucrania ocupó a principios de mes. Y el martes las fuerzas del Kremlin enfrentaron embates de los soldados ucranianos para avanzar sobre la región rusa de Belgorod.
Las razones exactas que explican el fracaso de Rusia en repeler la mayor incursión extranjera en su territorio desde la Segunda Guerra Mundial no responden solo a la escasez de tropas o de información de inteligencia sobre el campo de batalla, sino también a que el Kremlin tiene otras prioridades, dicen los expertos militares y funcionarios occidentales.
Aunque la ofensiva ucraniana sobre Kursk los tomó por sorpresa, los rusos siguen más interesados en capturar Pokrovsk, una ciudad que funciona como nodo logístico en la región del Donbass, en el este de Ucrania, y los líderes militares del Kremlin se muestran reacios a retirar tropas de ese frente, señalan los funcionarios occidentales y los expertos militares.
“El objetivo de mínima de la ofensiva rusa de este verano boreal es la toma de Pokrovsk”, dice el coronel Markus Reisner, supervisor de entrenamiento de la academia militar de Austria, que sigue de cerca la guerra en Ucrania.
Los funcionarios occidentales dicen que en las tres semanas transcurridas desde la invasión ucraniana de Kursk, los avances lentos pero constantes de Rusia cerca de Pokrovsk se han incrementado.
Y en ese avance sostenido hacia Pokrovsk, dice Reisner, “el impulso de los rusos no parece debilitado por ningún redespliegue o traslado de sus fuerzas”.
Do todos modos, Rusia sí ha empezado a responder en Kursk, con una reciente movilización de miles de tropas y amenazas de represalias.
“La incursión ucraniana tuvo un efecto de shock en los rusos”, dijo el 15 de agosto Christopher G. Cavoli, general del Ejército norteamericano y máximo comandante militar de la OTAN.
Sin embargo, añadió Cavoli, “esto no va a durar para siempre. Los rusos van a reagruparse y reaccionarán en consecuencia”.
Los funcionarios y los expertos militares dicen que en Kursk los rusos no tenían ni la cantidad de soldados ni la experiencia necesaria para montar una defensa rápida cuando vieron llegar a las tropas ucranianas, que invadieron la frontera el 6 de agosto. Y los soldados rusos que efectivamente lucharon con los ucranianos no tenían ni suficientes armas ni equipamiento bélico para contrarrestar la invasión.
La información de inteligencia proporcionada por los aliados occidentales le permitió a Ucrania tener una imagen más clara de dónde estaban ubicadas las tropas rusas en la región, y así decidieron qué objetivo se podía capturar sin que ofreciera mucha resistencia, señala Nikolai Sokov, un exdiplomático ruso y soviético, actual miembro del Centro de Viena para el Desarme y la No Proliferación.
En este momento, las fuerzas ucranianas controlan alrededor de 100 localidades de la región de Kursk y han capturado a casi 600 efectivos rusos, según señaló anteayer el general Oleksandr Syrskyi, máximo comandante militar de Ucrania, cifras que no pudieron ser verificadas de forma independiente.
Pero ahora la idea de Rusia parece ser una confrontación fronteriza con Ucrania a largo plazo, según un análisis de Janes, una firma de inteligencia en materia de defensa. La respuesta de Moscú, concluye el análisis, “ha sido algo lenta, pero metódica y exhaustiva”.
En Kursk, Rusia desplegó helicópteros de ataque y recientemente aumentó sus descargas de artillería contra las tropas ucranianas en la región, señala Sokov.
El Ministerio de Defensa de Rusia informó que durante las 24 horas previas en Kursk habían muerto 400 soldados ucranianos y habían sido destruidas 30 piezas de equipo militar de las fuerzas de Kiev. Esa afirmación tampoco pudo ser verificada de forma independiente, pero en otras declaraciones Syrskyi reconoció que Rusia ha desplegado 30.000 soldados en la zona y que día a día iban llegando más.
Cálculos
Las fuerzas desplegadas por Rusia en Kursk son mayormente unidades de reserva y tropas áreas del sur y nordeste de Ucrania, y no provienen del principal avance de Moscú hacia Pokrovsk.
Los funcionarios norteamericanos estiman que para expulsar a las fuerzas ucranianas de Kursk Rusia necesita al menos 50.000 soldados.
Pero Reisner dice que los refuerzos enviados por los rusos “ya han frenado notablemente” el impulso de Ucrania en la región que ocupó recientemente.
Y Rusia parece haber llegado a la conclusión de que desviar suficientes recursos para repeler por completo la invasión de un área tácticamente insignificante como Kursk no es la mejor forma de usar su poder de fuego, especialmente porque obliga a Ucrania a gastar sus propios activos para mantener el territorio que ha tomado.
“Si tiran todo lo que tienen en Kursk, están siendo funcionales al juego de los ucranianos”, señala Sokov.
Con su intenso bombardeo de Ucrania de esta semana, Rusia ha demostrado que le sobran misiles y drones de ataque para devastar a las tropas ucranianas que ingresaron en su territorio, suponiendo que Moscú actualmente tenga los datos de inteligencia militar para determinar exactamente dónde atacar.
Pero Sokov dice que Rusia probablemente no quiera perjudicar a sus propios ciudadanos con una respuesta de “tierra arrasada” en Kursk. “Siempre y cuando pueda evitarlo, tal vez el Kremlin quiera ser un poco más selectivo con sus objetivos”, señala Sokov.
También es posible que Ucrania esté reteniendo parte de su poder de fuego en caso de decidir lanzar un segundo ataque sorpresa. Algunos blogueros militares rusos han instado a Moscú a no enviar refuerzos importantes a Kursk, ya que Rusia podría quedar vulnerable en otras partes, señala Dara Massicot, miembro del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, con sede en Washington.
El coronel Reisner dice que el objetivo de los ataques aéreos rusos que llovieron esta semana sobre Ucrania probablemente sea desviar la atención mundial de la humillación que sufrieron con la incursión ucraniana en Kursk.
Pero Rusia ya dejó muy claro que hará tronar el escarmiento.
“Esas acciones hostiles no pueden quedar sin respuesta apropiada”, dijo el lunes pasado a los periodistas el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov. “Definitivamente, habrá una respuesta”.
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