No se pudo: Argentina mereció más, pero perdió ante Brasil y salió subcampeón del Mundial de Futsal
La Selección de Lucuix jugó un partidazo e hizo figura al arquero William, pero no alcanzó y la Verdeamarela se impuso por 2 a 1.
Una vez más, el destino fue esquivo para la Selección Argentina de Futsal. Parece mentira. Como si el dolor de la final perdida con Portugal no hubiese sido suficiente para que los astros se pongan en fila, reconozcan el mérito de estos gladiadores y le estampen otra estrella dorada al escudo nacional. Porque fue de las mejores presentaciones de Argentina. Porque fue la peor actuación de Brasil. Porque la Selección pateó 26 veces al arco. Porque la Canarinha fue actor de reparto en el complemento. Y, con la desazón lógica, habrá que masticar la bronca: Brasil se consagró campeón del Mundial de Uzbekistán, con un 2-1 que estuvo muy lejos de reflejar lo sucedido en el 40 x 20.
Nico Sarmiento, Pablo Taborda, Kevin Arrieta, Ángel Claudino y Alan Brandi fueron los elegidos por Matías Lucuix para buscar la gloria en el Humo Arena de Taskent. Un equipo agresivo, veloz y dinámico; perfecto para hacerle frente a un Brasil que mantuvo su brillo habitual con la pelota bajo la suelda, pero que hizo agua en las transiciones defensivas durante toda la Copa del Mundo y que eligió resguardarse en esta final. Nada de Jogo Bonito. Ni bien pitó el árbitro, la Selección fue a presionar bien arriba, sin dejar que la Verdeamarela controle la pelota con serenidad y haciéndose cargo del protagonismo del partido. Sin embargo, la distracción en un lateral le jugó una mala pasada a la Selección y Ferrao, pívot reconocido tres veces como el mejor jugador del mundo, estampó el 1-0.
Ni la fortuna estuvo del lado celeste y blanco en la noche de Uzbekistán. Argentina mostró todo el tiempo una disposición absoluta de darlo vuelta, sin dejarse amedrentar por Brasil. Desde el gol de Ferrao, el conjunto de Marquinhos Xavier no pasó la mitad de la cancha y se dedicó a defender, a la espera de una jugada aislada que incline aún más la balanza para el lado amarillo. Y llegó. A los 12′, Felipe Valerio hizo un buen enganche sobre la banda izquierda, remató y, tras un rebote en la rodilla Rafael, la pelota terminó escurriéndose entre los dedos de Nico Sarmiento. Insólito, pero real… 2-0 abajo.
La Argentina de Lucuix siempre ha sido sinónimo de carácter, buen juego y temple en los momentos decisivos. La final del Mundial de Futsal no fue la excepción, pero, lamentablemente, el ancho de espadas estuvo del lado de Brasil. ¿Dyogo? Hizo poco y nada. ¿Ferrao? El gol y no mucho más. Al principio, resultó un alivio conocer las alineaciones y observar que Guitta, histórico arquero de la Canarinha y quizás uno de los mejores de la historia, no iba a ir desde el arranque por una molestia. Sin embargo, como si de un guion de Hollywood se tratara, Willian, su reemplazo bajo los tres palos, emergió como el inesperado villano de esta trama de terror para la Selección Argentina
Argentina vs. Brasil en la final del Mundial de Futsal.
Con los pies, con las piernas, con las manos, con el cuerpo entero, Willian fue ahogando lentamente las esperanzas de Argentina. De 26 tiros entre los tres caños, el arquero brasileño sacó 25. Animal. Entre todas las que revoleó, se destacó con un mano a mano fenomenal en el inicio, tres bombazos de Luciano Gauna desde media distancia, un taco de Matías Rosa a puro reflejo y un tiro libre potente de Lucas Bolo. Media hora de atropello incesante de la Selección. Con mediavueltas de los pivots, con la llegada de los alas, con disparos lejanos de los cierres. Y por Willian, solo por Willian, Brasil pudo sostener el cero hasta los últimos 90 segundos.
A 7′ del final, Lucuix se la jugó con poner arquero-jugador, con el objetivo de acorralar a Brasil en un 5 vs. 4 y generar una superioridad que le permita llegar con claridad. El elegido para el rol fue, primero, Gauna. No obstante, fue Matías Rosa quien ocupó el lugar con mayor efectividad y fue clave para el descuento de la Selección. Tras varias jugadas en las que Argentina pudo convertir, el pívot devenido a arquero supo aprovechar un rebote largo de Willian para mandarla a guardar y mantener la ilusión en los, exactamente, 120 segundos restantes. Pero una bala le entró a Willian. Dos no. Así, Brasil se terminó llevando su sexta Copa del Mundo, no desde su Jogo Bonito característico, sino gracias a la noche consagratoria de Willian.
Duele. Por supuesto que duele. Perder la final del mundo, con el condimento de haber sido ampliamente superior durante 30 de los 40 minutos, es el trago más amargo de todos. Merecieron más. Pero que el árbol no tape el bosque. ¿Quién iba a pronosticar en 2013, cuando Diego Giustozzi tomó las riendas de la Selección para revolucionar el futsal en Argentina, que este equipo llegaría a tres finales de Mundial al hilo? ¿Quién hubiera sido tan osado de creer que se la llevaría a la Brasil de Dyego, Ferrao y Marcel a colgarse del travesaño? Dos personas. El propio Giustozzi y Lucuix, su ayudante de campo en ese entonces. “No siempre vamos a salir campeones del mundo, pero vamos a estar compitiendo”, enfatizó el primero. Y vaya si competimos…