Encontrar las palabras y los tonos justos para describir las sensaciones frente a una realidad social cruel, triste, es muy difícil. Lo es, aún más, cuando un proyecto mesiánico delirante conduce a las mayorías a la degradación y ruptura de los lazos sociales. La crueldad politizada que niega, humilla y provoca deliberadamente sufrimiento, el gobierno lo celebran con una diatriba bestial, mentirosa, repugnante y un placer por el dolor ajeno, que lo exterioriza con sus provocaciones violentas alimentadas por el propio presidente Milei. La provocación, la violencia, la ordinariez del discurso, ya es una política de Estado. Los ajustes siempre requirieron un plus de crueldad y deshumanización. En nuestra ciudad, “la libertad carajo” consolida la movilidad social descendente y nunca puede ser calificada con un 8 “muy buena” del intendente Azcue.
La crueldad de Estado no nace con Milei, está siempre presente en las políticas de ajustes neoliberales, aunque ahora esté adquiriendo otra intensidad y sus efectos. En 10 meses de gestión de la ideología abstracta mileista, no esconde la magnitud y destructividad de sus posiciones. Aporto 29 nuevos pobres por ingresos por día en el primer semestre. 1.838 trabajadores perdieron sus puestos por día. 1,5 millones de asalariados formales son nuevos pobres, en el mismo periodo. El 66,1% de los chicos de 0 a 14 años forman parte de hogares bajo la línea de pobreza. y lo son también el 60,7% de los jóvenes de entre 15 y 29 años, un cuarto de estos jóvenes cayeron del sistema. La cuestión es tan grave que hasta Consultorios de distintas especialidades pediátricas alertan que por el hambre de los chicos produce “cuadros neurológicos graves y chicos con convulsiones”.
Una rápida mirada a nuestra Concordia, alguna vez descrita por Antoine de Saint-Exupéry como un “pedacito de cuento de hadas”, revela hoy una realidad indignante y desoladora. Concordia se ha convertido en un lugar marcado por la pobreza y la precariedad: 110.000 concordienses (65,8%) viven en situación de pobreza y 44.000 (26,4%) en la indigencia, con ingresos que apenas alcanzan para subsistir y muy por debajo del salario mínimo vital y móvil. Esta dramática desigualdad en la distribución del ingreso es cada vez más alarmante, y resulta inaceptable que la gestión macroeconómica de Milei sea celebrada como “muy buena” por el intendente Francisco Azcue.
Los datos no dejan dudas. La estrategia política y económica de Milei ha llevado a que los recursos municipales de Concordia caigan un 32% en términos reales en los primeros ocho meses del año en comparación con el mismo período del año anterior. Los ingresos de enero a agosto de 2023 sumaron $6.223.962.321, mientras que en 2024 aumentaron a $16.005.812.135, un crecimiento nominal del 157,16%. Sin embargo, debido a una inflación del 278,26%, estos recursos han perdido poder adquisitivo, y en términos reales se han reducido drásticamente. La coparticipación nacional también cayó un 16% en el mismo período, reflejando una actividad económica que se contrajo en más del 20%. A esto se suma la suspensión de ayudas sociales y la paralización de la obra pública. En este escenario, el intendente solicitó recientemente al Concejo Deliberante una ampliación presupuestaria de $13.500 millones, proveniente en un 66% de la coparticipación nacional y provincial, solo un 18% de tasas municipales y un 16% de ingresos por inversiones transitorias. Esta dependencia muestra una pérdida de autonomía municipal, con ampliaciones presupuestarias cada vez más basadas en recursos externos.
En cuanto al gasto, la totalidad de la ampliación se destina a cubrir gastos operativos, de los cuales el 70% corresponde a sueldos, sin un solo peso dirigido a gastos productivos. Mientras tanto, Sturzenegger promueve una “profunda motosierra” para “liberar al Estado nacional de hacer lo que debe hacer el municipio o los privados”. Para el año próximo, la realidad en la provincia y Concordia promete agravarse, ya que el presupuesto nacional solo garantiza el superávit fiscal para asegurar el pago de la deuda que es otra dimensión de la crueldad, dejando fuera cualquier inversión en la economía real y, en última instancia, en la vida de las personas. Azcue y Frigerio saben que Milei tiene una idea fija: el equilibrio fiscal por encima de todo. No importa lo que suceda en lo macroeconómico, aunque sea recesiva y produzca pobreza.
La gente en su gran mayoría tiene conciencia de lo que se viene, lo que falta es alguien que guie esa conciencia. Que guie la angustia de la gente.
La dirigencia política argentina esta atomizada por donde se mire. La UCR rota. El PRO es mileísta, LLA partida en dos. El Congreso con muestras de ribetes bizarros, la CGT cuida no molestar por sus “cajas” y gobernadores legisladores peronistas afines a la ley Base y el paquete fiscal, todos aportan a la decadencia del sistema político; también la justicia.Hoy el peronismo no seduce a los desencantados, es más, aportan lo suyo a la crueldad mileísta por falta de iniciativas. Que la única fuerza opositora movilizada sea el movimiento estudiantil universitario y jubilados habla muy a las claras de un momento devastador, para quienes necesitan encontrar un atajo esperanzador de enfrentamiento contra el Gobierno.
El peronismo entrerriano, lo mismo que en Concordia, se encuentra atrapado entre los responsables de la derrota y aquellos que buscan dar una vuelta de página. Hay una presunción entre los peronistas, que la estrategia en la cual están enfrascados Bordet, Michel, Cáceres, Romero, Bahl y Cia es construir una minoría intensa, para trazar el camino de ser los únicos armadores de 2025, minimizando a otros sectores. La senda que le queda a la compañerada es construir una narrativa capaz de seducir a los desencantados, sin rémoras de los tránsfugas, nuevos ricos y lapiceras poniendo familiares en cargos políticos.
La renovación es una obligación, no una opción.
Opinión: Luis Edgardo Jakimchuk