Durante sus dos mandatos como gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet realizó decenas de viajes al exterior. Algunos oficiales, de largas semanas; otros, de placer a Norteamérica o Europa. Se alojó con su familia en un hotel de Nueva York de más de 1.000 dólares la noche. Uruguay se convirtió en su segundo hogar, instalado desde diciembre hasta enero y reiteradas veces durante el año. Se cuentan al menos 19 vuelos en jet privado. Los de cabotaje fueron cientos. Resulta difícil encontrar más de un mes entero de presencia del exmandatario en la provincia. Un viaje con Juan Domingo Orabona a Panamá genera suspicacias. Además, el mayor temor de Bordet, por toda la información que empieza a trascender con el caso «Kueider», donde podría «rosarlo», es la creciente preocupación por lo que está investigando la jueza Sandra Salgado, quien lleva adelante la causa (Kueider). Desde su entorno prometen nuevos e inéditos «bombazos» que podrían agregar más complejidad al caso.
José Amado
Un gobernador trotamundos tuvo la provincia de Entre Ríos a lo largo de ocho años. Con frenéticas visitas a Uruguay y varios viajes anuales a Estados Unidos y Europa, entre otros destinos desde donde, además, podría haber recorrido medio mundo, Gustavo Bordet pasó buen tiempo de sus mandatos en el exterior. Estos viajes no solo obedecían a cuestiones oficiales, sino también a un estilo de vida que incluyó descanso y disfrute en los destinos más exclusivos. Entre ellos, los desplazamientos hacia Punta del Este, un clásico del verano sudamericano, se repetían casi de forma ritual cada año, financiados en parte por el erario provincial.
Además de los viajes al extranjero, el exgobernador viajaba constantemente a Buenos Aires, con pasajes pagados por el Estado provincial, tanto para él como para su secretario privado. De hecho, se registraron miles de vuelos internos entre Entre Ríos y la capital, mostrando la necesidad de Bordet de estar presente en la política nacional, pero también planteando dudas sobre el uso eficiente de los recursos provinciales. Incluso parte de aquellos vuelos de ocio a Punta del Este eran solventados con las arcas públicas, y si no, se tomaba un jet privado, cuyo costo varía entre los 4.000 y los 10.000 dólares. El perfil bajo cultivado durante años contrasta con ese gusto por viajar y alojarse en hoteles de lujo. Si bien su figura fue vista como sobria y reservada en lo público, sus desplazamientos no dejan lugar a dudas sobre sus preferencias personales.
No pasó casi ningún fin de año en Argentina, entre fines de diciembre y mediados o fines de enero, cuando prefería descansar en el vecino país. Este comportamiento resulta curioso en un mandatario que debería haber estado al frente de los problemas de la provincia, especialmente en épocas de crisis. En plena función pública, al mando de una provincia bajo recurrentes crisis y con recursos menguados, Bordet no paraba de subirse a aviones como cualquier entrerriano lo hace a los penosos colectivos urbanos o a un Uber. Mientras tanto, las tensiones económicas y sociales de Entre Ríos exigían respuestas inmediatas y contundentes, pero el exgobernador parecía estar más enfocado en su vida personal y sus compromisos internacionales.
La suma de los pasajes, de los vuelos privados y de las estadías en el exterior no parecen tener su correlato en los ingresos declarados por el exmandatario. De hecho, la magnitud de los gastos fuera del país, sumada a su aparente desconexión con la realidad local, está siendo cuestionada. En este contexto, Bordet deberá justificar cada uno de esos gastos en la causa por enriquecimiento ilícito que tramita en la Fiscalía de Concordia. Dicha causa podría exponer aspectos desconocidos sobre su patrimonio y su posible vinculación con prácticas poco transparentes en el ejercicio del poder.
Según el registro de la Dirección Nacional de Migraciones, Bordet cruzó la frontera 120 veces (240 entre salidas y entradas) desde 2007 hasta febrero de 2024. Durante ocho años como intendente de Concordia fueron 54 viajes, la mayoría de uno o dos días a Uruguay en vehículos particulares u oficiales. Durante las dos gobernaciones fueron 66: la mayoría a Uruguay, Estados Unidos y con aterrizaje inicial en Francia, en distintas líneas aéreas. Esta cifra no solo refleja la constante movilización del gobernador, sino también una creciente red de viajes internacionales que podrían haber servido tanto a fines personales como a objetivos políticos, económicos o diplomáticos, lo que genera dudas sobre los motivos detrás de tantos desplazamientos.

Y más allá de los viajes al exterior del exgobernador, también sorprende la enorme cantidad de vuelos dentro del país, sobre todo de Paraná o Sauce Viejo hacia Buenos Aires, y viceversa. A inicios de la década pasada, durante el gobierno de Cristina Kirchner, se creó una empresa de venta de pasajes y turismo dentro de la órbita de Aerolíneas Argentinas que se llamaba OPTAR. Se obligaba a todos los funcionarios públicos a sacar sus tickets de vuelo a través de esta sociedad estatal. El registro de viajes de Bordet desde 2013 (aún como intendente) hasta 2023 en OPTAR es de 392 pasajes; los de sus tres hijas suman 100. Estos números reflejan un nivel de movilidad interna fuera de lo común para un gobernador, lo que invita a la reflexión sobre las verdaderas necesidades de esos desplazamientos.
Una parte de estos pasajes fueron pagados por el Estado entrerriano, y otros de forma particular. Sin embargo, en varias oportunidades coinciden los vuelos pagados por la provincia con los viajes que Bordet realizó a Punta del Este, la mayoría en la temporada de verano, que difícilmente pueda justificar como vuelos oficiales. Esta coincidencia ha levantado cuestionamientos acerca de la transparencia en el uso de los recursos públicos y de la posibilidad de que se hayan utilizado fondos provinciales para fines personales. Este patrón de viajes, tanto al extranjero como dentro del país, plantea interrogantes sobre las prioridades del exgobernador y sobre el manejo de los fondos públicos durante sus años de gestión.
Fuente: ANÁLISIS