La expresidenta Cristina Kirchner respondió con dureza a los polémicos dichos del presidente Javier Milei, quien en una reciente entrevista declaró que le gustaría “meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro”. Esta declaración generó una reacción inmediata de CFK, quien, en su afán por victimizarse, lo interpretó como una amenaza directa y lo calificó como una muestra más de su nerviosismo y falta de capacidad para gobernar.

En un mensaje publicado en redes sociales, CFK lanzó una serie de críticas implacables a la gestión de Milei, cuestionando su falta de experiencia y la dependencia de Mauricio Macri para sostener su Gobierno. “¿Así que ahora también me querés matar?”, comenzó el mensaje, en el que acusó a Milei de estar “nervioso y agresivo” debido a que sus ideas, que durante años repitió en televisión, no han demostrado ser viables en el manejo del Estado.

CFK también aprovechó para señalar contradicciones en las promesas de campaña de Milei, acusándolo de plagiar políticas del pasado y de generar un daño irreparable al país. Enumeró cómo su plan de dolarización terminó en una versión fallida de la “tablita” del dólar implementada por José Alfredo Martínez de Hoz, y cómo la creación de las LEFI y LECAPS está generando intereses exorbitantes que complican aún más la economía argentina. “Pensé que los plagios solamente los hacías con los libros”, ironizó la exmandataria.

Además, la ex vicepresidenta le recriminó a Milei que su gobierno ha empeorado las condiciones de vida de los argentinos. “Sería bueno que, en lugar de insultar y amenazarme, encontraras la forma de que los argentinos puedan volver a comer cuatro veces al día”, dijo. También le recordó el pasado violento de la Argentina y sugirió que la actual ministra de Seguridad de su Gobierno, Patricia Bullrich, podría dar cátedra sobre eso.

Como no podía ser de otra manera, CFK cerró su mensaje victimizándose y responsabilizando a Milei y a los medios que, según ella, fomentan discursos de violencia, por cualquier ataque que pudiera sufrir ella, la dirigencia peronista o cualquier opositor en el futuro.