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Día Mundial de la Salud Mental

El día mundial de la salud mental se celebra el 10 de octubre de cada año, con el objetivo de crear conciencia sobre los problemas de salud mental en todo el mundo y movilizar esfuerzos en apoyo de la salud mental.

El tema de este año es “Es tiempo de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo”. Según la OPS los entornos de trabajo seguro y saludable pueden actuar como factor protector para la salud mental. Las condiciones insalubres como el estigma, la discriminación, la exposición a riesgos como el acoso y otras malas condiciones de trabajo, pueden plantear riesgos importantes que afecten la salud mental, la calidad de vida en general, en consecuencia, la participación o la productividad en el trabajo.

En nuestro país el tema del trabajo en relación a la salud mental toma vigencia en función del traumático intento de cierre del Hospital de salud mental “Laura Bonaparte” de CABA, el único dependiente del gobierno nacional, que finalmente parece no concretarse por la resistencia de los empleados, precisamente. Sin embargo, el maltrato y la crueldad a los trabajadores, ocupados y desocupados, activos o jubilados, ha sido la política constante de un gobierno que no solo ha echado a la calle a cientos de miles, lo ha celebrado sin piedad, los ha colocado en condiciones de indigencia por el ajuste brutal de la economía y ha promulgado una reforma laboral- con el concurso de la corrupción de diputados y senadores y gremios- que los deja en absoluto desamparo y precarización frente a sus empleadores. La perversidad- como si fuera poco- se agrega a los modos en que se producen, agregando incertidumbre a la desgracia, anunciando los despidos sin designaciones concretas, de modo que los trabajadores desconocen mes a mes si serán los objetos de esa decisión, pendiendo mes a mes, la espada de Damocles sobre sus cabezas, situación de tortura  que cobró la vida de un trabajador del Ministerio  que se desplomó de un infarto ante esa situación insoportable.

Es claro que no podemos hablar de salud mental en las actuales condiciones de nuestro país, si la misma se define, según la Organización Mundial de la salud por un “completo estado de bienestar bio-psico-social y no solo ausencia de enfermedad”. Este concepto clásico es de 1946 cuando en la posguerra los Estados del bloque capitalista de la incipiente guerra fría, se perfilaban como de bienestar precisamente, al garantizar los derechos sociales de los trabajadores, a la salud, a la educación, a la vivienda y al trabajo. Esa búsqueda de bienestar era y es el resultado de la satisfacción de las necesidades universales y colectivas de los seres humanos, así convertidas en derechos, pues en esos tiempos, donde había una necesidad nacía un derecho y estos no se concebían de modo individual sino comunitario.  Lia Ricón define esa búsqueda colectiva del mismo modo, como el modo en que cada organización social satisface las necesidades de sus miembros, tomando como modelo las planteadas por Mc Neef, de subsistencia, protección, afecto, entendimiento, identidad, libertad y trascendencia, todas aquellas que precisamente, están siendo vapuleadas en la actualidad. Sobre todo el trabajo que puede ser un satisfactor positivo o destructor, si se da en condiciones dignas para el obrero en el primer caso, o si transcurre en el oprobio de la explotación y el maltrato en el segundo.

La definición de la O.M.S se produce además en un momento en que la humanidad comienza a cuestionar los modos de tratamiento de las personas con padecimientos mentales, al menos desde la revolución francesa, teniendo como eje el  modelo manicomial asilar. Desde Pinel los alienados eran considerados quienes perdían la razón, aquella facultad que definía lo humano y por lo tanto los acercaba a los animales salvajes que debían ser aislados de la sociedad porque eran peligrosos. Surge allí el mito de la peligrosidad de los enfermos mentales que tiene aún vigencia en los tratos prejuiciosos que aun reciben, además de haberlos condenado al encierro y la segregación en esos enormes depósitos de personas que son los Hospitales Psiquiátricos monovalentes.  En esa época en la que adquiere claridad la similitud entre los manicomios y los campos de concentración, surgen movimientos reformistas como las comunidades terapéuticas, la anti-psiquiatría y la desmanicomializacion, críticos y contestatarios de los tormentos a los que han sido sometidos los pacientes mentales durante siglos. Son esos movimientos que promueven el cierre de los manicomios por lugares humanos de tratamiento los que influyen notablemente sobre la ley 26.657 nacional de salud mental argentina, que establece su caducidad y sustitución por otras formas de abordaje como camas de salud mental en hospitales generales, hospitales de día, casas de medio camino, cooperativas de trabajo, etc. modificando en 180 grados los paradigmas manicomiales, afectando intereses corporativos y económicas que ponen en jaque permanentemente su existencia y aplicación. Uno de los modos en que esas corporaciones atacan la ley es la falacia repetida hasta el cansancio por los medios hegemónicos del Poder, de que la ley no permite la internación en salud mental sin el consentimiento del paciente, falsedad que se derriba con solo leer el artículo 20 en el que se plantea taxativamente las internaciones involuntarias, siempre que mediare una situación de riesgo cierto e inminente para sí o para terceros a causa del padecimiento.

En Concordia desde el año 1967 tenemos un servicio de salud mental, en el Hospital “Felipe Heras” cuya consistencia antimanicomial ha sido su norte. En ese espacio en el que la sociedad deposita sus prejuicios, en la sala 8, trabajé apasionadamente durante 23 años, 12 de los cuales lo hice a través de la vinculación del arte y la salud mental en un espacio maravilloso que una compañera internada denominó “Revuelo en el altillo”. Esa experiencia conmovedora fue plasmada en un documental realizado por “Producciones del sur del sur”, Juan Menoni, Sebastián Pitavino, Rosana Carmarán y un gran equipo, que se llama  “La hora del revuelo”, sobre el arte la comunicación y la salud mental. Es el que invitamos a todos a ver hoy jueves a las 20:30 en la Biblioteca Julio Serebrinsky, Urquiza 751 de nuestra ciudad. Para emocionarnos, los esperamos a todos.

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