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Construir algo serio en el peronismo es debatir en serio

Las condiciones políticas, económicas y sociales en su conjunto están en su pico más alto de crueldad a la condición humana. Que más podemos esperar del gobierno que los cagan a palo a nuestros viejos y recortan beneficio de remedios y, un millón de niños y niñas que, según reveló Unicef, se van a dormir sin cenar cada día y no entregan alimentos a los comedores. Mientras el gobierno destruye día a día el nivel de vida de las mayorías, el peronismo exhibe un desconcierto y un descalabro tal que configura una contradicción perjudicial para su razón de ser.

Para abordarlo implica entender cómo se manejó el poder en los últimos años. El ex gobernador Bordet no entendió que no hay peronismo que valga sin participación y planificación de las bases. Una gestión excesivamente a su antojo, muchas veces uso como ordenador partidario los recursos. Bordet fue en 8 años de gestión, como aquel militar que adopta la estrategia del enemigo, que no sabe reconocer a los propios de los ajenos, y eso llevo no solo a la fragilidad electoral sino a la incapacidad para conectar el peronismo con la gente, lo que se supone su principal virtud. 

Se necesita muchos debates para construir algo distinto y ser una opción a este descalabro. Se necesita una conducción que pugne por definir la verdadera naturaleza del peronismo, ver los ajustes ideológicos que se tiene que hacer.

Está claro que las críticas no significan sumergirse en la autoflagelación, sino buscar que la mayor cantidad de peronistas se concentren en purgar las formas e ideas que condujeron a estar como estamos.

El Consejo provincial, convoca al congreso partidario este fin de semana para empezar a tratar cuestiones que tienen persistentes demandas militantes desde hace mucho, algunas que Bordet prometió y nunca cumplió. Pero también es una buena oportunidad, algo que no es un tema menor, dado que afecta aún más la ya debilitada identidad peronista, reflexionar sobre las consecuencias de la acción legislativa nauseabunda y mal disimulada pero recontra conocida: “yo te doy y vos dame”, del senador liliputiense Edgardo Kueider. Que quede claro que “las fuerzas del cielo” y las corporaciones consiguieron lo que querían, que la mano derecha y socio de Bordet, solo pusiera “el culo en el sillón”, dar quorum, así habilitaba el tratamiento de la ley Bases y el paquete fiscal, disociada totalmente de las necesidades del pueblo que votó al peronismo. Una conducta que cristalizó una verdadera orgia para las grandes empresas y las personas más ricas de la Argentina y cagar a las mayorías.

Kueider se siente “racional y responsable” y no “traidor”. Es evidente que tiene problemas serios para entender que significa “traición”. La traición implica: un entregado y el entregador. Ambas palabras implican entrega, la cuestión está en la gravedad de lo que se entrega. Entregar una ley decisiva que perjudica a jubilados, Pymes, trabajadores (27.937 entrerrianos pagarán impuestos a las ganancias, ¿Cuánto lo habrán votado?), blanqueo para “diluir todos los controles y alivianar las sanciones” de los sistemas de prevención del lavado de dinero, eso no es responsable ni constructivo para un peronista. Y la retribución a esa entrega, algún día lo sabremos.

Son tantas las contrariedades que evidencia la conducción de Bordet, que Enrique Cresto lo trata de hipócrita a Bordet por criticar a Kueider por la traición. Le recordó que él también traiciono al peronismo cuando mandó a votar en Diputados a su hermana y Bahillo, contra los jubilados y favorecer el endeudamiento de Macri y un montón de otras leyes, a cambio de “caramelos de madera con azúcar impalpable”. Cresto recordó Bordet = Macri.

Otro de los tantos trastornos que muestran nuestros dirigentes exilados de la realidad concordiense, es que cuando el 67% los concordienses son pobres y 26% son indigentes (cuantos niños se irán a dormir sin comer y viejos sin remedios tenemos), un dirigente de la ciudad, titular de la Cámara de Comercio, Natalio Mario Grinman, personaje con poco apego a la equidad y el trabajo, dice mientras cada minuto y medio destruyen una pyme: “Tengo la convicción de que los argentinos estamos haciendo progresos sustantivos. El gobierno de Milei ha adoptado el camino correcto y reafirmamos nuestro compromiso para acompañar esa gesta”. NO HUBO UN SOLO DIRIGENTE QUE MUESTRE LAS CONTRADICIONES. Esto es una muestra que somos una oposición sin fuerzas ni credibilidad para arrinconarlo, menos en términos económicos. Hace mucho que la pobreza no indigna lo suficiente a varios dirigentes.

Se va a necesitar mucho trabajo colectivo de militantes y dirigentes para construir un proyecto de poder distinto. El desafío es generar nuevas narrativas, nuevos lenguajes que conecten con lo que le está pasando a la gente. El peronismo tiene que darle un nuevo mito movilizador a la militancia. Ninguna de estas especulaciones tendrá sentido si el peronismo no procede antes a una renovación programática y un liderazgo que vea los ajustes ideológicos y metodológico para recuperar la credibilidad perdida. Los que tomen la posta deberían tomar nota del tenor de los cuestionamientos que le esperan si se anima a dar el paso. Con los mismo de siempre el peronismo no estará en condiciones de ser una opción.

Opinión: Luis Edgardo Jakimchuk

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