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¿Unión por el espanto o un baño de realidad?

El PJ de Concordia, seriamente cuestionado por años de escándalos de corrupción, intenta reconstruirse en medio del descrédito social.

La reciente foto de unidad del peronismo de Concordia sacudió el tablero político entrerriano. No por inesperada, sino por el evidente contraste entre el intento de «renacer» de una fuerza fuertemente golpeada por la corrupción, la derrota electoral y la pérdida total de conexión con la ciudadanía. Los principales dirigentes locales se mostraron juntos, después de más de un año de parálisis política.

Gustavo Bordet, Enrique Cresto, Ángel Giano, Armando Gay y Guillermo Michel encabezaron una reunión con referentes sindicales y concejales en el predio del Sindicato de Camioneros. En un comunicado casi calcado, todos hablaron de “unidad, autocrítica y futuro”. Sin embargo, la ciudadanía se pregunta si se trató de una verdadera reconciliación política o de una puesta en escena para intentar frenar la sangría de credibilidad que arrastra el PJ.

La pesada mochila de los antecedentes

Muchos de los dirigentes en la foto han sido señalados por manejos opacos, falta de transparencia y vínculos con prácticas políticas propias de otros tiempos. El exintendente Enrique Cresto, por ejemplo, terminó su mandato con denuncias cruzadas por malversación y favoritismos en la obra pública. Ángel Giano, expresidente de la Cámara de Diputados de Entre Ríos, también fue objeto de críticas por su rol legislativo alineado al oficialismo kirchnerista y su falta de control sobre los gastos públicos.

Armando Gay, actual legislador provincial, ha tenido una trayectoria política ligada a la estructura sindical más dura del peronismo, que históricamente manejó el poder en Concordia a través de un sistema clientelar. La figura de Guillermo Michel, actual director general de Aduanas y también de perfil técnico, no escapa al desgaste de la dirigencia alineada al gobierno nacional anterior, cuya gestión terminó en una severa crisis económica e institucional.

¿Renovación real o maquillaje electoral?

Los dirigentes hablaron de autocrítica y de la necesidad de “escuchar más” a la ciudadanía. Pero el problema no es solo de forma, sino de fondo: ¿puede una dirigencia cuestionada por corrupción y desmanejos recuperar la confianza social solo con discursos?

La sociedad parece no estar dispuesta a olvidar con tanta facilidad. Las elecciones de 2023 dejaron al peronismo local fuera del poder por primera vez en décadas, y esa caída tiene nombres y apellidos. Esos mismos nombres son los que ahora reaparecen como referentes de una supuesta renovación.

Además, las redes sociales reaccionaron con escepticismo. La foto de unidad fue tildada de “una reunión de los mismos de siempre”, mientras que varios militantes y ciudadanos señalaron que «la verdadera autocrítica sería dar un paso al costado».

La ausencia que dice más que mil palabras

Uno de los grandes ausentes fue el exsenador Héctor Maya, histórico dirigente peronista que viene impulsando un proyecto alternativo dentro del justicialismo local. Su falta en la foto muestra que las heridas internas siguen abiertas.

Tampoco hubo presencia de figuras jóvenes o nuevos actores sociales. La cúpula que protagonizó la reunión parece más interesada en mantener su cuota de poder que en abrir el espacio a nuevas voces.

¿Y ahora qué?

La reunión fue solo un primer paso. Los propios asistentes reconocieron que el encuentro fue “chico” y con carácter organizativo. Pero el verdadero desafío será demostrar que el PJ de Concordia puede ofrecer algo más que una foto: propuestas concretas, gestión transparente y una renovación real de sus prácticas.

Mientras tanto, los votantes siguen esperando algo más que declaraciones: quieren hechos. Y ya no compran promesas vacías ni palabras medidas. Quieren dirigentes que enfrenten la realidad con la misma dureza con la que antes se aferraron al poder.

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