Categorías

Seguinos en las redes

El negocio del kiwi se expande al exterior

El comercio mundial de kiwi podría superar los US$2000 millones para 2028 por su creciente demanda en los hogares; la Argentina apuesta a potenciar su actual caudal exportador con productos orgánicos de reconocida calidad

Cuando la naturaleza es propicia para desarrollar un cultivo de calidad, como sucede con el kiwi local, sólo resta poner manos a la obra. Su demanda es creciente en el mundo y, a partir de la conjunción público privada, la Argentina ha comenzado a producir y exportar una variedad orgánica con grandes expectativas. Desde 2005 la producción local viene in crescendo con unas 14 mil toneladas en las últimas campañas y exporta a países de la región y de Europa. Es apenas el principio, porque los actores involucrados se alistan para posicionarse a mayor escala y ganar nuevos mercados.

El comercio mundial de kiwi “mueve hoy unos 1.80 mil millones de dólares al año y se espera que alcance los 2.30 mil millones para 2028, a una tasa anual de 5,02%. Nueva Zelanda, Italia y Chile son los principales exportadores y, si bien la Argentina ocupa aún un lugar marginal en el total mundial, va reubicándose desde 2013, del puesto 43 al 24″, consigna la Secretaría de Bioeconomía, con datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

De las 950 hectáreas que se cultivan en el país, se registran áreas de cultivo en Tucumán, Córdoba, Entre Ríos, San Nicolás y Río Negro, aunque es en el sudeste de Buenos Aires donde en 800 hectáreas se concentra el 75 por ciento de la producción de la variedad Hayward (el kiwi verde semejante al de Nueva Zelanda, que es el mayor productor mundial), que hoy exportan a países de la región y de Europa.

“Reconocemos el enorme potencial que tiene la sinergia para impulsar el desarrollo local y queremos mejorar las prácticas productivas, asegurar la competitividad del sector y fomentar el desarrollo intensivo de cultivos estratégicos como el kiwi”, sostuvo Fernando Muro, secretario de Desarrollo, inversiones e integración público privada del partido de General Pueyrredón, en la última reunión del sector, a fines del año pasado.

Al reconocer que ésta “es una fruta que crece su demanda”, el funcionario remarcó que “hay recorrido para seguir invirtiendo y produciendo”, como lo vienen haciendo no sólo los productores locales, sino “también empresas de afuera, como Patagonian Fruits, que tiene muchas superficies sembradas y desarrolla nuevos circuitos de distintas variedades, como el kiwi amarillo y el rojo”.

El kiwi tiene muy buenas perspectivas a la hora de exportar

Esas cualidades están avaladas desde 2022 con la Identificación geográfica (IG) y con la Denominación de Origen (DO), otorgadas por Bioeconomía, organismo que depende del ministerio de Economía de la Nación. Son dos herramientas que reconocen la calidad diferenciada de un producto y le otorgan protección legal a la marca. Con esas atribuciones, “la cooperativa concretó su primera exportación a España en 2023″, señaló el directivo.

Si bien contar con esos sellos “no tiene impacto local, porque en la Argentina básicamente no se conocen y recién empezamos a posicionarlos, sí son una plusvalía en una feria internacional”. Por ejemplo, Goycoa mencionó el interés que despertó el kiwi presentado “en la Fruit Logística 2023 de Alemania, donde nos relacionamos con muchos potenciales clientes”.

Acerca del aporte de instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe) a la cual están asociados, estimó que “la articulación público privada es fundamental para que el kiwi se desarrolle. La cooperativa tomó un vuelo alto y se están sumando nuevos productores”, destacó.

Todos en la mesa

Las perspectivas que ofrece el comercio exterior del kiwi son abordadas por una Mesa Territorial donde se articulan acciones para que el cultivo continúe creciendo “con propuestas sustentables, a partir de la colaboración de organismos públicos, académicos y productores vinculados con la cadena productiva” del sur bonaerense, apuntó Martina Bertolón, docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Entre las iniciativas, la experta mencionó que dentro de la Chacra experimental de Miramar, podría articularse el cultivo del kiwinb-una liana que se implanta en filas y que durante todo el año está solo en la superficie- “con otras especies hortícolas, forrajeras o corredores biológicos y animales chicos, como gallinas, para diversificar el ingreso de los productores y aumentar la biodiversidad”.

El mayor anhelo para este sector productivo es que se concrete en esa chacra la construcción de una biofábrica, como se anunció durante el Primer Foro Internacional del Kiwi, realizado en General Alvarado a fines de 2024 y que se sumará a la primera creada hace cuatro años en la chacra del municipio de Mercedes.

Cerca de Miramar, en la costa atlántica, hay varias plantaciones

“Con la biofábrica vamos a articular y poder hacer desarrollo de variedades y tener un banco de germoplasma adecuado que es fundamental. Hoy no hay plantas de calidad suficiente para abastecer la demanda”, reconoció Goycoa y enumeró los objetivos que persigue la cooperativa: “Uno a corto plazo es armar un vivero para producir plantas, sumar más capacidad de frío con nuevas tecnologías y más socios para aumentar la escala. A mediano plazo, generar algún subproducto, vendiendo la pulpa o como producto deshidratado, para lo cual hay que hacer un estudio de mercado y ver cómo encararlo”.

Verde y orgánico

Entre mayo y junio de cada año finaliza la cosecha del kiwi y en esta última “pasaron por la cooperativa 1300 toneladas con el empaque. Actualmente, Goycoa indicó que están “exportando a Uruguay, Brasil, Italia, España, Holanda y Portugal. En el corto plazo tenemos previsto abrir mercados en los Emiratos árabes y estamos trabajando para acceder a México, Estados Unidos y Canadá”.

“El kiwi es de por sí un producto con una carga muy baja de fitosanitarios y durante 2024 con la cooperativa logramos profesionalizar más los campos a nivel orgánico, tanto de los pequeños productores que tienen una hectárea, como de los grandes que tienen treinta, democratizando todo con la misma tecnología”, destacó.

Goycoa resaltó “el enorme potencial que tiene el cultivo en la zona”, al puntualizar que “si trazamos una línea entre Nueva Zelanda y el sudeste de la provincia, éste es el único lugar donde puede desarrollarse; no hay otro en la misma latitud”, pero todavía “no se llega a abastecer el mercado interno, porque la Argentina produce un 40 por ciento del kiwi que consume, aproximadamente” y el resto se importa.

Al respecto, el Mercado Central detalla que, como “nuestra producción de kiwi es de comienzos de marzo a abril, y luego de su cosecha se almacena en cámaras refrigeradas que le permite mantenerse hasta seis o siete meses, en los periodos en que no abastece ni Buenos Aires ni la Argentina en general –desde noviembre o diciembre hasta marzo- se recurre a mercadería importada, generalmente de Chile, Italia y Grecia”.

El kiwi requiere condiciones particulares de temperatura, humedad y ventilación y debe enfriarse inmediatamente después de la cosecha, además de cumplir con validaciones fitosanitarias para su exportación. “La variedad Hayward identificada con la IG Kiwi Mar y Sierras-Sudeste de Buenos Aires se envasa en cajas de cartón reciclables, generalmente de entre 9 a 10 kilogramos, con aberturas que proporcionan la ventilación necesaria para hacer frente a los cambios en la humedad y temperatura durante su transporte”, se indica en Bioeconomía.

Si bien se puede transportar kiwi por avión, como se ha hecho para exportarlo a Europa, generalmente se realiza por vía marítima en contenedores refrigerados, entre otras especificaciones que deben cumplirse durante el viaje, para que la carga llegue a destino en el estado de maduración deseado.

El secretario Muro advirtió que “sacar la carga por camión lo hace más caro y menos apetecible a los mercados internacionales” y ponderó la apertura de la ruta marítima que une el Puerto de Mar del Plata con Santos, Brasil, desde mediados de mayo pasado. “En la medida que la logística se aceite y sea más efectiva, tendremos mayor facilidad de captar mercados”, subrayó.

Falta sumar hectáreas, obtener plantas de calidad y mano de obra calificada

De sembrar las primeras plantas de kiwi en el campo familiar adquirido hace una década en Miramar, Laureano Goycoa pasó a conducir la Cooperativa Ecokiwi, que nuclea a los productores del sudeste bonaerense, empeñado en exportar a gran escala, “sumando nuevos socios y teccnología, obteniendo mejores plantas y formando profesionales, porque nos está faltando mano de obra apropiada”, advirtió.

Oriundo del pueblo De la Garma, localidad del partido bonaerense de Gonzáles Chaves, Goycoa se mudó por aquel entonces a Mar del Plata con sus padres. “Siempre estuvimos relacionados con el campo y cuando vinimos a vivir a Mar del Plata queríamos seguir con esas tareas, pero no teníamos dinero para comprar grandes extensiones de tierra. Entonces, empezamos a buscar algo más intensivo; vimos que el kiwi tenía un potencial muy grande y no nos equivocamos”, enfatizó.

En aquel inicio –él tenía 21 años- recorrió “todas las plantaciones que había en ese momento por la zona” y observó aspectos que lo decidieron por este cultivo: “Que el consumo de esta fruta iba aumentando en el mundo, que por sus características órgano lépticas, con sus notables grados de vitamina C y potasio tendría un crecimiento importante en la dieta de las personas y que por las condiciones del suelo y las climáticas la zona era ésta, el sudeste de la provincia”.

“Arranqué junto con mis padres y mis hermanos se están sumando ahora, con el cultivo más asentado”. Compraron aquel primer terreno en Miramar “en marzo de ese año y en noviembre sembramos las primeras cinco hectáreas, donde yo plantaba, regaba y aprendía a realizar absolutamente todo lo que tiene que ver con el cultivo. Hoy en ese campo hay casi catorce hectáreas productivas y tenemos un campo nuevo con otras treinta hectáreas implantadas con resultados que se verán dentro de tres o cuatro años”, describió.

Cuando la familia Goycoa comenzó a producir kiwi ya se reunían “con otros productores, trabajando en forma conjunta. Entonces, empezamos a ver que no había empaques profesionalizados en la zona para tratar la fruta como corresponde y acordamos hacerlo con la tecnología adecuada; así fue como se formó la cooperativa, generando nuestros propios servicios, con mayor capacidad de frío y empaque de calidad. Ahora cuentan con una planta procesadora, servicios de transporte, controles de calidad y una firma común para comercializar: Ecco Kiwi.

Deja una respuesta