Murió Beatriz Sarlo a los 82 años

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La ensayista se destacó en el ámbito de la crítica literaria y cultural.

Beatriz Sarlo, la ensayista que se destacó en el ámbito de la crítica literaria y cultural, falleció a los 82 años esta madrugada. Quien fue quizá la intelectual más destacada de Argentina en las cuatro últimas décadas, y un emblema de la independencia de opinión a través de años turbulentos, deja un rico legado en decenas de libros, una producción sin igual tanto de ensayos literarios, como en estudios y periodismo cultural y en el campo intelectual nacional.Beatriz Sarlo entrevistada en 2022. Foto: German Garcia Adrasti  / archivo Clarin.

Beatriz Sarlo entrevistada en 2022.

“Se acabó la Sarlo”, dijo Beatriz en un suspiro, una tarde de la semana pasada durante la visita de los amigos en el sanatorio Otamendi. En medio del torpor cerebral, el fugaz rapto de lucidez hacía honor a su genialidad para los epigramas demoledores: fue una rival temible en el esgrima del debate. Más de un testigo recordó para siempre sus discusiones políticas con el escritor Juan José Saer, de quien fue una estrecha amiga.

Sarlo siguió viviendo en su departamento de Caballito en los últimos años, pero tuvo un ciclo de deterioro de la salud muy veloz, precipitado en los últimos meses. Además de la muerte de quien fue su compañero en las últimas décadas, el cineasta Rafael Filipelli, en marzo de 2023, cuentan sus allegados que a comienzos del mes pasado la partida de Juan José Sebreli, por cuyo velorio pasó aunque nunca fueron amigos personales, profundizó su desánimo. El mundo de sus referencias iba extinguiéndose.

Al no tener hijos ni familiares, quedó sola, a excepción de la compañía de tres amigos que se ocuparon de ella con dedicación, el crítico Adrián Gorelik, quien heredó de Sarlo la edición de la revista Punto de Vista en sus últimos años, la crítica Sylvia Saitta y Ada Solari, editora y viuda del crítico musical Federico Monjeau. Beatriz Sarlo preparaba la edición de un libro de memorias, que originalmente tenía fecha de publicación en marzo.

Hace unos diez días Sarlo fue internada en el Otamendi debido a un ACV masivo, que la dejó con problemas motrices. Si bien logró salir de la terapia intensiva, esta madrugada tuvo una descompensación y falleció.

La despedida tendrá lugar en el CeDInCI (Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas), Rodríguez Peña 356, hoy martes 17 de diciembre desde las 19 hasta la medianoche. El cortejo fúnebre saldrá desde allí hacia el crematorio del cementerio de la Chacarita a las 9 de mañana miércoles 18.

El fin de una época

Con Sarlo termina una época de la educación superior, el debate político, el ensayismo y el pensamiento crítico. Con su lucidez y honestidad inconmovible clausura una manera de ser intelectual e incidir en la sociedad que no tiene discípulos.

Formada bajo el paradigma del pensador comprometido, que dominó la primera mitad del siglo XX y que no concebía la separación entre los campos de estudio e interés, Sarlo fue el emblema intelectual de dos siglos, a caballo entre el XX y el XXI.

Fue polemista impiadosa desde el respeto al oponente, fue lúcida sin remedio, para mal de quienes se encontraban en las antípodas de su mirada y para mal también de quienes por momentos estuvieron en sintonía. Pensó el país y su tiempo sin especulaciones.

Había nacido en la ciudad de Buenos Aires en marzo de 1942 mientras el mundo miraba el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Alguna vez contó que su padre, Saúl Sarlo Sabajanes, era un hombre del derecho, que llegaría a juez, atravesado por su oposición al peronismo. Su madre, Rosa del Río, formaba parte de una familia de maestras.

Precoz desde siempre, la jovencita Beatriz decidió estudiar Letras en la Universidad de Buenos Aires. Tenía 23 años cuando escribió su tesis de grado titulada “Juan María Gutiérrez: historiador y crítico de nuestra literatura”.

Era igual de joven cuando se interesó por la política y el debate de ideas. A los veintipocos y cuando cerraba la década del 68 se acercó al peronismo de la CGT de los Argentinos, pero no eran las ideas que le interesaban, de manera que siguió buscando e ingresó al Partido Comunista Revolucionario.

Para ese momento, trabajaba en el Centro Editor de América Latina y su actividad intelectual encontraba un espacio de expresión que nunca abandonaría en los medios periodísticos.Librería Gandhi. Piglia, Saer, Hugo Vezzetti, Carlos Altamirano,María T. Gramuglio y Beatriz Sarlo.

Librería Gandhi. Piglia, Saer, Hugo Vezzetti, Carlos Altamirano,María T. Gramuglio y Beatriz Sarlo.

Pasó por la revista Los Libros, entre 1978 y 2008 dirigió la revista Punto de vistamirador privilegiado de nuevos enfoques teóricos en el campo de las ciencias sociales y los estudios sobre cultura y literatura, y escribió en diarios y revistas argentinos durante décadas.

Formadora de generaciones

Dice su historia que fue profesora de Literatura Argentina en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA además de visitar como invitada las universidades de Columbia, Berkeley, Maryland y Minnesota. Sin embargo, su alcance como referente de generaciones de cientistas sociales irradia mucho más lejos de esas casas de estudios. Miles de coortes se formaron con sus libros, sus ideas y sus ensayos, que miraban las ciudades, la modernidad y la región para entender el presente.Beatriz Sarlo y Horacio Gonzalez  Archivo Clarín.

Beatriz Sarlo y Horacio Gonzalez Archivo Clarín.

En fotocopias gastadas o en libros marcados hasta la tortura, ediciones de Una modernidad periférica: Buenos Aires, 1920 y 1930 (Buenos Aires: Nueva Visión, 1988), La imaginación técnica: Sueños modernos de la cultura argentina (Buenos Aires: Nueva Visión, 1992), Escenas de la vida posmoderna: Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina (Buenos Aires: Ariel, 1994; 2004) e Instantáneas: Medios, ciudad y costumbres en el fin de siglo (Buenos Aires: Ariel, 1996), han viajado en mochilas, velado los sueños y acompañado en exámenes a muchos miles de jóvenes y no tan jóvenes.

Pese a la relevancia de su trabajo intelectual, tal vez la fama generalizada la haya alcanzado por los minutos que protagonizó en la emisión televisiva de apoyo al kirchnerismo 678 el 24 de mayo de 2011 en los estudios de la televisión pública.Escritora Beatriz Sarlo firma a favor de la despenalizacion del aborto. foto Florencia Canale / Archivo Clarín.

Escritora Beatriz Sarlo firma a favor de la despenalización del aborto.

Como una esgrimista entrenada, intercambió con los y las participantes. Estaban ahí la periodista Sandra Russo, el filósofo Ricardo Forster y Gabriel Mariotto, entonces presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca). Cuando este último sugirió que Sarlo hablaba guionada por Clarín, ella le respondió que era un «insolente».

«Conmigo no, Barone»

Sin embargo, el cruce que quedó en la memoria popular fue protagonizado por otro de los presentes: el panelista Orlando Barone. Cuando este le señaló que se presentaba en medios como Radio Mitre y La Nación, ella disparó: «Conmigo no, Barone. Conmigo no!», y a continuación recordó que él había dirigido en los 90 el diario menemista Extra.

Buenos aires 24 de mayo 2011. el programa de TV 678 y sus invitados Beatriz Sarlo, Gabriel Mariotto y el periodista Orlando Barone FOTO: ROLANDO ANDRADE STRACUZZ / Archivo Clarín.

No solo el peronismo padeció su mirada honesta, también el macrismo, cuyo gobierno, consideró, era “para ricos y empresarios”. Y durante el gobierno de Alberto Fernández, en plena pandemia, respondió a un ofrecimiento irregular para recibir la vacuna de manera preferencial, con una denuncia en la justicia.Beatriz Sarlo en Comodoro Py declara por el ofrecimiento a vacunarse en forma irregular

Beatriz Sarlo en Comodoro Py declara por el ofrecimiento a vacunarse en forma irregular

Sarlo recibió decenas de premios: la Beca Guggenheim, a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes, el José Donoso de la Universidad de Talca, varias veces el Premio Konex, entre muchos otros. Tal vez el premio mayor sea haber construido en generaciones enteras de jóvenes una manera de pensar.